Para huir del sofocante calor que azota a Bélgica estos días, nada mejor que instalarse en un (falso) iglú, con vistas a la piscina… morsas incluidas.
El parque de animales belga Pairi Daiza tuvo la refrescante idea. Seis habitaciones con aires de iglú ártico, y una ventana con un grueso cristal que da directamente al estanque donde retozan, nadan y a veces saludan las enormes morsas.
«Los primeros clientes que llegaron se dijeron: ‘¡guau!, esto es magnífico’. Se van con una sonrisa de oreja a oreja, porque experiencias como esta hay pocas en el mundo», explica a la AFP Jeremy Lannoy, el director técnico del parque.
Las morsas son reconocibles por sus enormes colmillos, sus largos bigotes y un peso que puede llegar a las dos toneladas. A veces pueden ser agresivas, por lo que el cristal, de 10 cm de espesor, es una buena protección, además de resistir la enorme presión del agua.
Pero las dos morsas jóvenes que a veces asoman su hocico ante la ventana no parecen nerviosas, sino más bien intrigadas.
«No hay posibilidad de que el animal se sienta perturbado, porque su territorio es enorme, y además tiene acceso al interior y al exterior» del estanque, explica Claire Gilissen, portavoz del parque.
«A veces la morsa se acerca a la ventana y muestra interés por el residente de la habitación. Pero todo depende de sus ganas. Lo que está claro es que a veces no se sabe quién es la atracción», explica con una sonrisa.
AFP