Joe Biden aceptó la nominación como candidato presidencial del Partido Demócrata el jueves con la promesa de ser un “aliado de la luz” unificador que llevará a un Estados Unidos en crisis más allá del caos del mandato del presidente Donald Trump.
En sus declaraciones más contundentes de la campaña, Biden habló tanto de devolver a Estados Unidos a su tradicional papel de liderazgo internacional como de los profundos desafíos personales que modelaron su vida. Casi todas las frases de su discurso de 22 minutos fueron diseñadas para presentar un firme y esperanzador contraste con el dirigente republicano.
“Aquí y ahora les doy mi palabra: si me confían la presidencia, echaré mano de lo mejor de nosotros, no de lo peor. Seré un aliado de la luz, no de la oscuridad”, señaló Biden. “No se equivoquen, unidos podemos superar y superaremos esta época de oscuridad en Estados Unidos”.
Para Biden, de 77 años, la última noche de la Convención Nacional Demócrata fue agridulce. Aceptó una nominación que le había sido esquiva durante más de tres décadas por tragedias personales, tropiezos políticos o por la presencia de rivales que mostraron ser más dinámicos.
Pero la pandemia del coronavirus le impidió tener la típica celebración, coronada por el tradicional lanzamiento de globos con el que ambos partidos suelen festejar a sus nominados a la Casa Blanca. En su lugar, Biden habló en un estadio casi vacío cerca de su casa en Delaware.
Más tarde, los fuegos artificiales iluminaron el cielo en el exterior de recinto, donde los seguidores esperaban en un estacionamiento haciendo sonar las bocinas y activando los faros de sus autos en un momento que, al fin, dio un aire jovial al evento.
Las palabras de Biden fueron el discurso de su vida para alguien quien, de derrotar a Trump en noviembre, sería el presidente más mayor jamás elegido en el país. Trump, que tiene 74 años, duda públicamente de la capacidad mental de su rival, a quien llama “Slow Joe” (”Joe el lento”), pero con todo el país observándolo, el exvicepresidente se mostró firme y claro.
Aún así, la convención se apoyó en una generación de políticos más jóvenes al inicio de la noche para ayudar a movilizar a la amplia coalición.
Tammy Duckworth, una senadora de Illinois que perdió ambas piernas en Irak y tiene dos hijos pequeños, dijo que Biden tiene “una decencia común”.
Cory Booker, quien es apenas el noveno senador afroestadounidense en la historia del país, apuntó que el candidato demócrata cree en la dignidad de todos los trabajadores estadounidenses.
Y Pete Buttigieg, exalcalde de South Bend, Indiana, veterano del ejército y homosexual, destacó que Biden respaldó el matrimonio entre personas del mismo sexo cuando era vicepresidente antes incluso que el expresidente Barack Obama.
Biden se centró sobre todo en unir a una nación que enfrenta una larga y terrible crisis de salud, una devastación económica relacionada con la pandemia, un despertar contra la injusticia racial y a Trump, que genera sentimientos encendidos tanto a favor como en contra.
El tono positivo de Biden el jueves contrastó con las duras advertencias de Obama y otros en la víspera. El 44to presidente advirtió que la democracia estadounidense podría flaquear si Trump sale reelegido, y la compañera de boleta de Biden, la senadora de California Kamala Harris, de 55 años e hija de inmigrantes jamaicanos e indios, señaló que las vidas y el sustento de los estadounidenses estaban en riesgo.
En esta semana, el Partido Demócrata ha tratado de presentar una visión coherente de sus valores y prioridades políticas, destacando los esfuerzos para combatir el cambio climático, endurecer las leyes de armas y adoptar una política de inmigración más humana. Además, se ha marcado un fuerte contraste con las políticas y la personalidad de Trump, a quien retrataron como una persona cruel, egocéntrica y no preparada para gestionar casi ninguna de las crecientes crisis y desafíos políticos de la nación.
El llamado al voto fue otro de los principales objetivos de la convención tanto el jueves como durante la semana. Los demócratas temen que la pandemia y los cambios del gobierno Trump en el Servicio Postal puedan hacer más difícil que los electores depositen sus boletas de forma presencial o por correo.
AP