Se afirma que la Santería cubana ha estado muy de cerca del régimen venezolano. En estas líneas nos referiremos a ella y también a otras creencias que forman parte de las interacciones rojas.
La Santería es un culto religioso practicado por los afrocubanos cuyos antepasados fueron esclavos. Se formó con la unión de la creencia africana yoruba y el cristianismo católico implantado durante de la conquista española. Sus rituales fueron prohibidos y eran practicados a escondidas y, para burlar el veto, conectaron el santoral católico con el panteón yoruba y así pudieron seguir con su liturgia en la propia cara de los sonrientes curas.
La Santería cree en un Dios universal llamado Olodumare que se relaciona con los humanos a través de extensiones de sí mismo llamadas Orishas. Cada Orisha tiene algún rasgo en especial que los astutos negros hicieron emparentar con un santo católico. Por ejemplo, el Orisha “Shangó” se relaciona con los rayos, los truenos y la lluvia, así que no fue difícil que pasara a ser Santa Bárbara. El Orisha “Babalu Ayé” se relaciona con la peste y la miseria y entonces los esclavos lo ligaron con San Lázaro patrón de los pobres y los enfermos.
Los rituales de la Santería son extensos y complicados, pero bastante reglamentados en la tradición. La simbología es amplia y sus aplicaciones principales se concentran en la adivinación, la solución de problemas y en el uso de hierbas medicinales. Una mal interpretada ceremonia es la de Ebbó donde ocurre el sacrificio animal que no tiene el propósito de redimir pecados pues en la Santería no existe ese concepto. El sacrificio corresponde a una solicitud que, vía métodos de adivinación, es requerida para resolver alguna situación.
Los que piensen que esta sólida creencia es impropia, deberían recordar que todos nuestros ancestros vivieron rodeados de ritos. Los egipcios, los sumerios, el Odín escandinavo, el Cernunno celta, el Quetzalcóatl azteca, el Altjeringa australiano, el Rangi de polinesia y por donde metemos la cabeza encontramos nuestros equivalentes religiosos del pasado que fueron útiles y respetados.
Pero por otra parte es frecuente que los rojos se acerquen también al cristianismo y sus símbolos. En decenas de programas Chávez invocaba a Dios, a Cristo, rezaba, se persignaba y su sucesor también lo hace. Como explicar este acercamiento simultáneo con la Santería.
La solución al enigma es sencilla. No se trata de que los rojos hubieran desarrollado algún novedoso sistema de libertad de creencias que les permite cabalgar en distintos caballos al mismo tiempo, todo lo contrario, los marxistas y los comunistas son, por principio, ateos, es decir, no creen en Dios ni en asuntos religiosos y esto lo explica todo.
A la Santería la usan como elemento de adivinación y orientación, algo así como a un consultor de empresas y no existe afinidad alguna (aunque podrían disimularlo) con sus creencias. Por su parte, al cristianismo lo utilizan como mecanismo de acercamiento y control de masas. Sabiendo que la gran mayoría del pueblo venezolano es de esa creencia, se hacen pasar como tal, cual teatrero, en busca de simpatías.
La religión del engaño es la real creencia de estos farsantes rojos que han hecho del crimen su rutina y su razón de existir. Para ello cualquier cosa es permitida sin importar las consecuencias. El poder es su dios y es quien les regala el dinero a manos llenas mientras los ciudadanos mueren de hambre y enfermedad.
Es posible que, hasta los mismos santeros, de tanto sentirse utilizados, estén hartos de esta maligna gente y no sería de extrañar que empezaran a hacer ritos secretos para terminar con el calvario que sufrimos millones de ciudadanos. En cuanto a los cristianos tal vez la simulación puede aún engañar a algunos pocos, pero los líderes de las Iglesias ya no se andan con pendejadas y denuncian y combaten al régimen en sus fechorías a cada momento.
El problema de salir de Maduro y su banda también se ha convertido en un asunto moral más allá de las creencias religiosas individuales. Hasta en los distintos rezos de cada culto se da la mística unión que pide el fin de esta pesadilla.
Amín (en yoruba) y Amén (en cristiano)
Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es