Reinaldo Quijada, Coordinador Nacional de la UPP89, le da respuesta a la invitación que les hiciera el Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, para trabajar en la construcción unitaria de una “hoja de ruta común”, en una carta que le hizo llegar a esta redacción. En ella, el partido UPP89 argumenta las razones por las cuales decidieron participar electoralmente en las elecciones previstas para el 06 de diciembre de 2020. Plantea que la confrontación con el gobierno debe convocar a toda la población venezolana.
“La unidad requiere que le hablemos a todo el país… No podemos hablarle a un sector del país y olvidarnos de los demás… Donde no puede haber concesiones, ni posiciones ambiguas, es en el plano ético. No es posible, ni aceptable, “cohabitar” con el gobierno. Eso es inaceptable y debe definir los límites de nuestra acción política.” señala en su Carta. “El error repetido y reiterativo de Juan Guaidó, María Corina Machado y otros dirigentes de la oposición es hablarle solamente a una parte del país”, agrega Quijada.
“No entendemos – reclama Quijada en su comunicación – por qué se busca un camino único, por qué se busca construir sobre el fracaso de otras propuestas. Nosotros, en la UPP89, buscamos construir desde la comprensión, no desde la negación del otro. Podemos entender perfectamente que la opción de participar no es fácil para muchos factores políticos cuando se les ha quitado su instrumento de lucha democrática, por vía del TSJ. Otro error es empecinarnos en un solo camino.”
“Algo muy distinto es nuestra crítica fuerte a los partidos y a los dirigentes que han perdido su autonomía o independencia, o han sido cómplices de las sentencias del TSJ y establecido compromisos, o han callado ante los desafueros del gobierno, y ahora son esclavos de esos pactos o de ese silencio. Por eso, por razones de carácter ético, no hemos establecido ninguna alianza electoral con ellos, en ningún Estado. Otros partidos, sin embargo, nos hemos enfrentado frontalmente y nos seguiremos enfrentando al gobierno. La participación o la no participación, en sí mismas no es lo que legitima o deslegitima a un gobierno, lo fundamental es la actitud firme, sin ambigüedades, ni dobleces que uno asuma ante él”.
“Es evidente que el gobierno ha buscado sumir al pueblo en el escepticismo y la desesperanza, en la indiferencia y en la apatía, en todo lo que ellos necesitan para seguir usufructuando y perpetuándose en el poder. Y eso hay que enfrentarlo junto al pueblo humillado, acompañando a ese pueblo. ¿O qué hacemos? ¿Dejamos solo al pueblo en esa lucha? ¿La asumimos sólo desde los partidos políticos?”.
“Vemos cómo el gobierno – denuncia Quijada – comete el delito de peculado de uso cuando hace las reuniones nacionales del partido de gobierno, en cadena nacional de radio y televisión, ante la impasibilidad del CNE y de los demás poderes públicos, cómo se usan los dineros públicos, en un país con hambre, en beneficio de una parcialidad política, cómo se crea una relación de dependencia, en la alimentación, del pueblo hacia el gobierno, para manipularlo cínicamente. Ante esa cadena inmensa de arbitrariedades y abusos de poder no podemos callar, debemos enfrentarlos, aún en desigualdad de condiciones.”
A continuación el texto completo:
Caracas, Agosto 26 de 2020
Ciudadano
JUAN GERARDO GUAIDÓ MÁRQUEZ
PRESIDENCIA
ASAMBLEA NACIONAL
Su despacho.
Estimado Juan:
Agradezco, en nombre de la Dirección Política Nacional de la UPP89, la invitación a discutir y trabajar conjuntamente un camino común que nos enviaste el 20 de agosto de 2020. Lo que vamos a expresar parte de una convicción profunda y sincera, pedimos serenidad en analizar los diversos escenarios posibles, no sólo aquellos internos, sino también los que responden al contexto geopolítico internacional. Las posibilidades y las limitaciones que, de cada uno de ellos, puedan derivarse. No se requiere ser un observador político agudo para darnos cuenta de las fortalezas del gobierno, más allá de saber que ellas provienen de la perfidia y el cinismo, y de las dificultades nuestras para impulsar acciones de mayor eficacia política. No nos mueve otro propósito que los intereses superiores del país y nos unen, con todos ustedes, las profundas diferencias con un gobierno que no adversamos solamente en el plano político e ideológico, sino fundamentalmente en el plano ético.
El gobierno carece de legitimidad, y no hay proceso electoral, ni acción política alguna, que pueda, a estas alturas, darle legitimidad. Han sobrepasado los límites de toda mesura, de todo decoro. Ellos mismos, sus principales dirigentes, han buscado sumir al pueblo en el escepticismo y la desesperanza, en la indiferencia y en la apatía; es decir, nos referimos a todo lo que ellos necesitan para seguir perpetuándose en el poder. Su única redención posible sería su propio fin consciente pero eso requiere de una grandeza de alma de la cual ellos carecen. No hay en su liderazgo comprensión de la trascendencia histórica de la acción política. No hay atisbo alguno de equilibrio moral que permita entablar negociaciones razonables. El drama del país, es tener un gobierno autoritario y demagógico, indiferente ante el destino de la nación, que ve los signos palpables de la degradación del país, de la depauperación de su población y que no tiene la valentía, ni la honestidad, para asumir la realidad. Sólo están aferrados al poder como quien defiende una propiedad, un trozo de tierra o una morada. Son terratenientes de la desolación y se ufanan de ello. Nos enfrentamos, en este sentido, a la vacuidad.
La lucha tenemos que ubicarla en el plano ético. No creemos que exista otro camino. Una victoria moral es el preludio de una victoria real y toda victoria real tiene que tener, inevitablemente, un punto de partida moral. Y eso, en las actuales circunstancias de la vida política del país, sólo es posible en la unidad. La unidad requiere que le hablemos a todo el país, no solo a una parte de él, a los que hemos decidido participar en el proceso electoral, a pesar de reconocer que éste estará viciado y no tendremos la transparencia y las garantías adecuadas, también a los que han decidido “no participar”, a la población opositora y a la población “chavista”. No podemos hablarle a un sector del país y olvidarnos de los demás. No existe una sola percepción de la realidad, no podemos obviar las infinitas posibilidades de pensar y de actuar que son propias de la naturaleza humana. Donde no puede haber concesiones, ni posiciones ambiguas, es en el plano ético. No es posible, ni aceptable, “cohabitar” con el gobierno. No es posible “cohabitar” con un gobierno con las características actuales, carentes de toda nobleza. Eso es inaceptable y debe definir los límites de nuestra acción política. Es el “punto de partida moral” al cual estamos haciendo referencia.
Nosotros escogimos el camino electoral porque es el único que está a nuestro alcance, nuestro único instrumento de lucha política. No tenemos otro. Al igual que nos parece importante seguir trabajando una agenda de acción y movilización nacional e internacional, como ustedes la proponen. Un camino no debe negar al otro, deben encontrarse y complementarse. Hemos sabido entender la posición de todos aquellos partidos que han decidido “no participar”. Actuamos desde la comprensión, no desde la negación del otro y no debemos construir sobre el fracaso de otras propuestas. Podemos aceptar perfectamente que la opción de “participar” no es fácil para muchos factores políticos cuando se les ha quitado su instrumento de lucha democrática, por vía de un TSJ, apéndice del gobierno, que, sin recato alguno, ha inhabilitado a las autoridades legitimas de partidos con tradición como AD, COPEI, Primero Justicia, Voluntad Popular, MEP, PPT, Tupamaros, UPV, NUVIPA y otros. La voracidad jurídica y la desfachatez parecieran no tener límite. Mañana, no debe extrañarnos, pudiera tocarle el turno a la UPP89, pero eso no nos preocupa, sería un desafuero más, un hecho insignificante ante la magnitud del drama general que vive el país.
Los vicios y los abusos que ya pudiéramos decir, a más de tres meses de las elecciones, que son parte de la historia de las parlamentarias 2020, reflejan una tendencia de irregularidades, que ya hemos vivido en el pasado cercano, en otros procesos electorales:
1) Las dos recientes reuniones nacionales del partido de gobierno, el PSUV, en “cadena nacional de radio y televisión”, mientras la nueva Directiva del CNE se mantiene impasible.
2) La masiva migración de electores, realizada por el CNE (aprox. un 10% del REP) y la evidencia explícita que un número, no definido de ellos, aparece votando en centros electorales de otros Estados, distintos a sus centros de votación naturales.
3) La ya mencionada inhabilitación conveniente de las autoridades legítimas de varios partidos, al igual que la inhabilitación política y el enjuiciamiento de varios de sus principales dirigentes.
4) El uso discrecional de fondos públicos, que contraviene la prohibición que expresa explícitamente el artículo 67 de la CRBV, al igual que el uso de toda la infraestructura pública nacional y regional (instalaciones, vehículos, personal) en beneficio de una parcialidad política.
5) La relación perversa e indigna, intencionalmente creada, de dependencia del pueblo hacia el gobierno, en el tema de la alimentación, que ya es un hecho recurrente.
6) La diáspora de venezolanos, en un número no menor de 4 millones de votantes, que no podrá participar electoralmente y ejercer sus derechos políticos.
7) El uso institucionalizado del sistema “Patria” como instrumento de control social y de coacción política.
8) La modificación del reglamento de elección de los diputados indígenas que, en su motivación, establece que sólo los indígenas deberán elegir a sus representantes pero que, en su intención, favorece a los partidarios del gobierno, al ser ellos los que tienen los recursos para movilizar a sus electores.
No desconocemos que la gran mayoría de los partidos que participaremos en las elecciones previstas para el 6 de diciembre de 2020 (que deberían ser postergadas por la pandemia del COVID 19), con poca excepciones, han hecho compromisos con el gobierno nacional, han perdido su autonomía e independencia, y son esclavos de esos pactos. Y aún así, bajo estas condiciones inmensamente desventajosas, quizás “nadando contra corriente”, estamos decidiendo participar, sin dejar de reconocer que también hay sobradas razones para no hacerlo. Hemos decidido no callar. Decir la verdad. Hemos decidido hablarle al país, a quienes reclaman la participación. Hemos decidido hacer lo que el gobierno no quiere que hagamos, hacer lo que no espera que hagamos, hacer lo inesperado: participar. Y una parte del país así lo pide y esa es nuestra tarea, hablarle a ese sector, una acción que en ningún caso niega las acciones que ustedes puedan emprender y nosotros apoyar.
Parafraseando a un filósofo español, podemos decir con él, de la situación actual del país y de la dirigencia política del gobierno, que quienes nos gobiernan son seres vulgares, que sabiéndose vulgares, sienten satisfacción en afirmar su vulgaridad, y en buscar imponérselas a los demás. Nos humillan, de múltiples maneras, todos los días, pero la dignidad de los pueblos siempre termina poniéndose de pié e imponiéndose. Olvidan ellos una premisa de la vida misma, que todo lo que es, tiene su fin. No podemos abandonar ningún camino, ningún escenario de lucha, todos son necesarios. La responsabilidad personal y las convicciones que son conceptos inseparables de la ética, son los elementos que deben unirnos. Las estrategias deben ser múltiples, siempre y cuando coincidan y converjan en la ética. Ser hombres y mujeres humildes y honestos, ser ciudadanos de la patria, es el camino que nos corresponde.
Recibe un cordial, afectuoso y solidario saludo
Reinaldo Quijada
Dirección Política Nacional UPP89
Nota de Prensa