Israel se prepara para un nuevo confinamiento nacional a partir del viernes y trata de definir criterios para la reapertura, en medio de enfrentamientos dentro del Gobierno y las quejas del sector empresarial, abrumado por las consecuencias económicas de este segundo confinamiento.
El director general del Ministerio de Sanidad, Chezy Levy, indicó hoy que el nuevo cierre se mantendrá hasta que la cifra de contagios baje de los mil diarios. Ayer, se registraron 3.182 nuevos positivos y la semana pasada varios días se superaron los cuatro mil.
Además, se definirán indicadores claros de cuándo la sociedad y la economía pueden volver a la normalidad. Mientras, desde el viernes y durante un periodo estimado de tres semanas, cerrarán colegios, centros comerciales, negocios no esenciales y hostelería. Los israelíes no podrán salir a más de 500 metros de su casa y las reuniones estarán limitadas a 10 personas en interior y 20 en exterior.
Levy indicó que deberá haber una «caída significativa» de la morbilidad. Sanidad tiene marcado como objetivo quedarse en alrededor de 500 contagios nuevos diarios (en un país de alrededor de 9 millones de habitantes), pero reconoce que «está claro que en estos momentos esto no va a ocurrir».
Para volver a desescalar, el Ministerio quiere ver «comportamiento adecuado (de la población), una disminución de la morbilidad y una estabilización en el sistema hospitalario: esto sería un signo positivo para considerar salir del confinamiento», unos criterios que se cuantificarán en los próximos días, explicó al digital Times of Israel.
El ministro de Recursos Hídricos, Zeev Elkin, contrario al nuevo cierre, exige que se determine la «estrategia de salida», con detalles específicos de «número de pacientes, número de pacientes graves, números de los que están conectados a respiradores» y un objetivo claro de las cifras que se tienen que alcanzar.
El director de Servicios de Salud Pública de Sanidad, Sharon Alroy, advirtió en la radio del Ejército que si «el comportamiento de la gente sigue siendo el mismo (el confinamiento) no tendrá éxito», y alertó que el país se dirige hacia una «morbilidad incontrolable».
La economía israelí sufrió con dureza la primera ola de coronavirus, que hizo aumentar el paro en el país de poco más de un tres por ciento en febrero a alrededor del 20% actual, y se teme que este segundo cierre vuelva a asestar un duro golpe.
El vicepresidente de la Asociación de Productores de Israel, Ayelet Nahmias-Verbin, subrayó que las empresas tienen pedidos del extranjero, denunció que «el Gobierno no entiende lo que (el confinamiento) le está haciendo a la industria» y señaló que cree que «este no será el último cierre».
El presidente de la asociación de productores de High Tech, Zvi Marom, reflexionó que «el coronavirus puede estar con nosotros durante décadas», por lo que piensa que las autoridades deben decidir «como continuar funcionando al tiempo que vivimos con el virus».
El Ministerio de Finanzas israelí calcula que este nuevo confinamiento costará al país alrededor de 5.000 millones de euros, y el Banco de Israel ya trabaja con dos previsiones económicas, una en base al mantenimiento del nivel de la pandemia que había en agosto, y otra que prevé un escenario más grave, con nuevos confinamientos nacionales en noviembre o diciembre y en marzo-abril del próximo 2021.
EFE