El máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, conocido en la guerra como Timochenko, se volvió el objeto de fuertes críticas tras su declaración en la JEP -Justicia Especial de Paz- sobre el reclutamiento forzado de niños, sobre el cual dijo que no era una política de la organización.
En una entrevista con EL TIEMPO, Timochenko reiteró esta afirmación, pero matizó que esto no supone una negación a los casos puntuales donde situaciones como el reclutamiento de menores, los abortos obligados o las violaciones hayan podido ocurrir.
“Si entendemos por niño a todo menor de 18 años, definitivamente sí es posible. De hecho, la edad mínima de ingreso a las Farc era de 15 años. De ese modo se podría calificar todos esos ingresos como de niños”, dijo Londoño
Para el excomandante de las FARC, ahora presidente de su partido político, precisó que para la exguerrilla esta edad mínima de ingreso está dada por las normas del derecho internacional humanitario que pone a los 15 años como dad válida para ingresar al ejército.
“La segunda es que hay que pensar en el mundo rural en el que se desarrollaba fundamentalmente la guerra”, cuyas condiciones facilitan la llegada a edades tempranas a la guerrilla.
Señaló que a diferencia del Ejército, que por medio de el servicio militar obligatorio “llevó la fuerza” a “incontables generaciones de muchachos” la guerra, esta no era una práctica de las FARC.
“Que yo haya conocido, no puedo hablar de un solo caso en el que alguien haya sido forzado a ingresar a nuestras filas. Y mucho menos un menor. A las Farc se llegaba conscientemente”, precisó.
Sin embargo, reconoció que: “Eso no significa que no se hayan presentado errores, conductas que si bien no eran política de la organización, sucedieron por encima de la voluntad de ella. No vamos a dejar de reconocerlas. Hoy, hablando con muchos exguerrilleros sin la intermediación del mando, le cuentan a uno cosas de las que nunca tuvo noticia”.
En el caso de los menores de 15 años que hayan ingresado a las FARC de manera forzada afirmó que “si llegaba a producirse, se trataba de causas excepcionales, muy graves, propias de las condiciones del mundo rural colombiano”.
Respondió que en algunos casos estas incorporaciones se producían por las mismas lógicas de la guerra que llevaban a algunos padres a aconsejar a sus hijos irse a la guerrilla, “donde podían llegar a tener algún futuro”.
Para Londoño existe entonces una diferencia entre reconocer que hechos graves como el reclutamiento de menores, las violaciones o los abortos sucedieron en la guerrilla a sostener que esto era una política de su organización, o una forma de actuar avalada por la comandancia de la misma.
“Esos actos eran violatorios de las normas y principios que nos regían, pero llegaron a suceder. Como último comandante de las Farc estoy obligado a reconocer que hubo faltas graves, como el ingreso a filas de menores o los abortos forzados”, finalizó.
Las FARC adelantan desde su desmovilización un proceso de justicia transicional ante la JEP en el cual las condenas por sus actos en el marco del conflicto no incluyen la prisión, sino penas alternativas o actos reparadores que garanticen la justicia para las víctimas. Lo anterior siempre y cuando cumplan con el compromiso de contar toda la verdad de lo sucedió en el conflicto.
Actualmente, ante la JEP se adelanta un primer proceso de responsabilidad conjunta donde la cúpula de la exguerrilla está rindiendo versiones libres para contextualizar su participación en la guerra, estas polémicas audiencias aún no tienen una fuerza vinculante absoluta, pero de avanzar el proceso y comprobarse que los excomandantes no entregaron toda la verdad, o mintieron en alguno de los procesos que se lleva en su contra, podrían perder todos los beneficios jurídicos y hacerse objeto de penas de hasta 20 años de prisión, o incluso, ser expulsados de la JEP y terminar sancionados por la justicia ordinaria.
Infobae