El apoyo del Gobierno de Alberto Fernández al informe de la ONU sobre violación de Derechos Humanos en Venezuela trajo su primera consecuencia interna: Alicia Castro renunció como embajadora en Rusia.
La exfuncionaria kirchnerista, que aún no había asumido en el cargo ya que estaba pendiente el tratamiento de su pliego en el Senado, declinó de su llegada a Moscú tras esta postura del Gobierno respecto a la administración de Nicolás Maduro en Venezuela.
A través de una carta, en la que le agradece especialmente a la vicepresidenta Cristina Kirchner por haber sido seleccionada para el cargo, Castro confirmó que abandona el Gobierno. “Hoy quiero presentar mi renuncia como embajadora, porque no estoy de acuerdo con la actual política de Relaciones Exteriores”, sentenció.
El martes el Gobierno de Alberto Fernández votó a favor de la resolución que condena las violaciones de los Derechos Humanos en Venezuela. La cuestión se trató en la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Horas antes, la Cancillería había adelantado que se “valoraría y apoyaría con fuerza el trabajo realizado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas Michelle Bachelet”.
Este apoyo de la Casa Rosada al informe de Bachelet molestó a Castro. “El voto de la Argentina acompañando la Resolución del Grupo de Lima constituye un dramático giro en nuestra política exterior y no difiere en absoluto de lo que hubiera votado el gobierno de Macri”, afirmó.
Y continuó en duros términos: “De hecho, el Grupo de Lima fue creado durante la restauración neoliberal por un grupo de gobiernos de extrema derecha, alentados y financiados por los Estados Unidos con dos objetivos explícitos: Promover un “Cambio de Régimen” en Venezuela -con idéntica matriz de los operados por EE. UU. en Oriente Medio- y desarticular el bloque regional”.
Castro fue embajadora en Caracas entre 2006 y 2011 e integraba el ala más dura del kirchnerismo. Había sido elegida para encabezar la embajada de Moscú pero su pliego en la Cámara Alta se congeló por diferencias con el Gobierno. También tenía diferencias con el canciller Felipe Solá.
La exfuncionaria K es una férrea defensora del chavismo y de la administración de Nicolás Maduro en Venezuela. “Desde el golpe de estado perpetrado contra Hugo Chavez en abril 2002, no han cesado los intentos de golpe, magnicidio, sabotaje, desabastecimiento, acciones organizadas de violencia para promover el caos”, detalló en su carta.
El apoyo al informe se produjo tras el malestar del Presidente con Carlos Raimundi, representante argentino ante la Organización de Estados Americanos (OEA), que el pasado miércoles rechazó el trabajo de la ONU sobre represión ilegal en el país que conduce Nicolás Maduro. Como adelantó TN.com.ar, cerca de Alberto Fernández aseguran que “se extralimitó en sus funciones” y explican que “no debía hablar del documento”.
TN