Mientras Armenia y Azerbaiyán se acusan mutuamente de romper el acuerdo pactado en Moscú, Turquía presiona a Rusia para que los armenios se retiren del enclave separatista. El conflicto se recrudece mientras la Unión Europea teme que Moscú y Ankara se vean arrastrados en el peor conflicto que ha sufrido la región en 25 años.
El alto el fuego entre azeríes y armenios entró en vigor el 10 de octubre, pero al parecer sólo sobre el papel.
Este 12 de octubre, las fuerzas armenias reportaron 51 personas muertas entre sus filas en medio de los intensos combates con Azerbaiyán, que apuntó a su rival como el culpable de bombardear con fuerza un área residencial en Ganja, su segunda ciudad más grande, en las primeras horas de la mañana.
Armenia, sin embargo, negó el ataque. En ambos países, sacudidos por la peor guerra en los últimos 25 años, los sobrevivientes cargan a sus seres queridos en ataúdes, lloran sus fotos o recogen los escombros de lo que alguna vez fue su hogar. Pero ninguno de los dos reconoce haber roto la tregua sellada en Moscú.
Rusia, que medió para lograr el frágil alto el fuego, pidió a ambas partes que lo respeten y Luxemburgo reiteró los llamamientos de la Unión Europea para que Turquía, un aliado de Azerbaiyán, haga más para asegurar el fin de las hostilidades que han matado a más de 480 personas.
Este acuerdo fue pactado para permitir que las fuerzas armenias y azeríes intercambien prisioneros y muertos en dos semanas de enfrentamientos en el enclave separatista de Nagorno-Karabaj, que es un territorio internacionalmente reconocido como parte de Azerbaiyán, pero gobernado y poblado en su mayoría por personas de la etnia armenia.
Turquía: ¿un mediador o un instigador del conflicto?
El intrincado conflicto en Nagorno-Karabaj está atravesado por muchos intereses. Por un lado, está Turquía, un jugador de peso en la región, que no quiere perder su territorio de influencia. Su presidente Recep Tayyip Erdogan respalda a Azerbaiyán y advirtió a Rusia que el conflicto no terminará si los armenios no se retiran del enclave.
Sin embargo, Zohrab Mnatsakanyan, ministro de Relaciones Exteriores de Armenia, se reunió con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, en Moscú y acusó a Azerbaiyán de actuar para expandir la influencia de Turquía en la región y de utilizar mercenarios pro-turcos, acusaciones que Ankara niega.
La relación de Ankara con los armenios ha sido de terror. Entre 1914 y 1923 Turquía exterminó a más de 1,5 millones de armenios y, desde entonces, la balanza de la historia nunca los ha puesto en el mismo lugar.
Pero más allá de las acusaciones entre ambos, el ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, Jean Assembler, instó a Turquía a hacer más para poner fin al último estallido del conflicto de décadas.
«Turquía aún no ha pedido una tregua, y creo que están completamente equivocados con esta posición», dijo Assembler. «Creo que el mensaje de Luxemburgo será un llamado a Turquía, un miembro de la OTAN, para ayudar a arreglar un alto el fuego rápidamente», agregó.
Si bien la mediación ha estado dirigida durante años por Francia, Rusia y Estados Unidos, el presidente azerí, Ihram Aliyev, repitió los llamamientos para que Turquía participara.
Pero Lavrov dijo que no había ningún plan para cambiar el formato de las conversaciones para incluir a Turquía.
France 24