Los máximos dirigentes de la Unión Europea realizan este miércoles con el primer ministro británico, Boris Johnson, un nuevo esfuerzo de última hora para destrabar las negociaciones por las relaciones posbrexit, en una tensa carrera contra el reloj.
Johnson mantendrá contacto con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el titular del Consejo Europeo, Charles Michel, apenas un día antes del plazo máximo que el propio primer ministro británico había estipulado para insistir en un acuerdo que regule las relaciones entre el Reino Unido y la UE a partir de 2021.
Cualquier acuerdo sobre las relaciones posbrexit debería ser sellado en octubre, para dar tiempo a ser ratificado en Londres y en las capitales europeas antes del 31 de diciembre.
Aunque la Unión Europea nunca adoptó formalmente la fecha del 15 de octubre como un ultimátum que pende sobre los negociadores, diplomáticos ya prepararon un borrador para la cumbre de dos días que arranca el jueves en Bruselas, donde señalan la necesidad de “intensificar” las conversaciones.
Por ello, una fuente próxima de las tratativas dijo a la prensa que este contacto puede no ser efectivamente decisivo para la suerte de las negociaciones. De acuerdo con esa fuente, el gobierno británico no tomaría ninguna disposición sobre los próximos pasos hasta conocer el resultado de la cumbre en Bruselas.
En Twitter, el portavoz de la Comisión, Eric Mamer, anunció que el contacto sería a las 20H30 hora de Bruselas (18H30 GMT).
Punto “sin retorno”
El jueves, los 27 líderes del bloque europeo realizarán una nueva cumbre en Bruselas para discutir una agenda que en su primera jornada está centrada enteramente en la cuestión del Brexit.
De acuerdo con un borrador de las conclusiones a las que AFP tuvo acceso, los líderes expresarían su preocupación por verificar que “los progresos conseguidos en áreas de interés para la UE aún no son suficientes para alcanzar un acuerdo”.
Por ello, invitan al principal negociador europeo, el francés Michel Barnier, a “intensificar negociaciones” para lograr sellar un acuerdo.
En una carta a los líderes que participarán de la Cumbre, el titular del Consejo apuntó que “los próximos días serán decisivos”, y recordó que alcanzar un acuerdo era de interés “para las dos partes”, aunque no signifique que se deba llegar a ese punto “a cualquier precio”.
En tanto, una fuente de la presidencia francesa dijo en la víspera que la fecha del 15 de octubre sigue estando “lejos de la realidad de las negociaciones”. Para la fuente, París sigue considerado que el 31 de diciembre es el verdadero “punto sin retorno”.
El tiempo apremia
El Reino Unido se retiró de la UE el 31 de enero de este año pero continuará aplicando las normas europeas de comercio hasta el 31 de diciembre, en el llamado período de transición.
Desde entonces, Barnier y su contraparte británica, David Frost, han conducido trabajosas negociaciones sobre la forma en que las dos partes administrarán su futura relación comercial.
Pero caso no sea posible alcanzar un entendimiento, a partir del 1 de enero esas relaciones pasarían a ser pautadas por las normas de la Organización Internacional de Comercio (OMC).
Las dos partes insisten en que están listas para tal escenario, y que hasta la carencia de un acuerdo sería preferible a firmar un entendimiento defectuoso, pero expertos advierten sobre la posibilidad de severas consecuencias.
En una tentativa de apresurar las negociaciones, Johnson había declarado que el 15 de octubre era el plazo límite para decidir si aún valía la pena seguir insistiendo en un acuerdo o simplemente enfrentar un escenario sin acuerdo.
Sin embargo, Barnier dejó claro esta semana que aún hay mucho trabajo para hacer antes de estar en condiciones de estampar las firmas.
En un tuit, Barnier dijo que la UE seguía dispuesta a negociar un “acuerdo justo en los próximos días y semanas”.
Las tres preocupaciones principales de Europa para sellar un acuerdo se centran en las reglas de competencia leal, acordar cómo se controlarán estas reglas, y garantizar el acceso a las aguas británicas para las flotas pesqueras de la UE.
AFP