Millones de automóviles, furgonetas y minibuses de segunda mano exportados desde Europa, Estados Unidos y Japón a países en desarrollo resultan de mala calidad, lo que contribuye de manera significativa a la contaminación del aire y obstaculiza los esfuerzos para mitigar los efectos de la crisis climática.
A esta conclusión llega un nuevo informe publicado hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con sede en Nairobi.
El estudio muestra que, entre 2015 y 2018, 14 millones de vehículos usados fueron exportados a todo el mundo, de los que el 80 por ciento se destinó a países de ingresos bajos y medios, la mayoría en África.
Basado en el análisis de 146 países, el informe señala que unas dos terceras partes de esas naciones tienen políticas “débiles” o “muy débiles” para regular la importación de vehículos usados.
África, el mayor exportador
Los países africanos importaron la mayor cantidad de vehículos de segunda mano (40 por ciento) en el período estudiado, seguidos por Europa del Este (24 por ciento), Asia-Pacífico (15 por ciento), Oriente Medio (12 por ciento) y América Latina (nueve por ciento).
El rápido crecimiento de la flota mundial de vehículos es un factor importante que contribuye a la contaminación del aire y el cambio climático, según el PNUMA.
De hecho, el sector del transporte es responsable de casi una cuarta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía.
“Limpiar la flota de vehículos global es una prioridad para lograr los objetivos de calidad del aire y del cima a nivel global y local” afirmó la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, en un comunicado.
“Durante años, los países desarrollados han exportado cada vez más sus vehículos usados a países en desarrollo. Debido a que esto ocurre en gran medida sin regulación, se ha convertido en la exportación de vehículos contaminantes”, indicó Andersen.
Vehículos con 20 años de antigüedad
A su juicio, los países desarrollados “deben dejar de exportar vehículos que no pasen las inspecciones ambientales y de seguridad y que ya no se consideran aptos para circular en sus propios países”, mientras que las naciones importadoras “deben introducir estándares de calidad más estrictos”.
Países Bajos, uno de los exportadores europeos de vehículos de segunda mano, hizo una evaluación reciente que reveló que la mayoría de esos automóviles tenían entre 16 y 20 años y carecían de un certificado de aptitud para circular válido para su exportación.
Por ejemplo, la edad media de los vehículos usados exportados a Gambia se aproximaba a los 19 años, mientras que la cuarta parte de los vehículos de segunda mano exportados a Nigeria tenían casi 20 años de antigüedad.
“Estos resultados muestran que se deben tomar medidas urgentes para mejorar la calidad de vehículos usados exportados desde Europa”, admitió la ministra holandesa de Medioambiente, Stientje Van Veldhoven, al subrayar la necesidad de un “enfoque europeo coordinado y una estrecha cooperación entre los gobiernos europeos y africanos” para poder alcanzar esa meta.
En Ghana, “el impacto de viejos vehículos contaminantes es claro”, indicó el ministro ghanés de Medioambiente, Kwabena Frimpong-Boateng.
“Los datos de calidad del aire en Accra confirman que el transporte es la principal fuente de contaminación del aire en nuestras ciudades”, explicó el ministro.
La baja calidad de los vehículos de segunda mano, añade el informe, también provoca más accidentes de tráficos en países con regulaciones “muy débiles” o débiles”, como Malaui, Nigeria, Zimbabue y Burundi.
EFE