El nuevo aeropuerto internacional de Berlín entró en funcionamiento este sábado, con nueve años de retraso y en un contexto en el que el sector aéreo atraviesa la peor crisis de su historia debido a la pandemia.
Lufthansa y Easyjet harán aterrizar dos vuelos especiales hacia las 14H00 locales (13H00 GMT), para marcar el lanzamiento oficial del aeropuerto Willy-Brandt en el sudeste de la capital alemana.
El primer vuelo comercial, entre Berlín y Londres, está programado para el domingo.
Pero, no habrá grandes pompas en la inauguración de las instalaciones, debido a la crisis sanitaria, pero también a raíz de todos los contratiempos que han sacudido este gran proyecto creado tras la reunificación (fallos, negligencias, sospechas de corrupción, dimisiones…).
El sábado, un centenar de manifestantes de varias asociaciones ecologistas se congregaron en el lugar, entre fuertes medidas de seguridad, para protestar contra su apertura, según periodistas de la AFP.
“El avión representa una carga enorme para el clima. No necesitamos un nuevo gran aeropuerto”, dijo Ludwig Bräutigam, de 50 años, miembro del colectivo ecologista “Extinction Rebellion”.
La construcción del “BER”, con una superficie de 360.000 m2 y cuya terminal 1 podría acoger a 27 millones de personas al año según los operadores, empezó en 2006, y tendría que haber finalizado en 2011.
Su costo inicial, estimado en 1.700 millones de euros (2.000 millones de dólares), aumentó a 6.500 millones (7.650 millones de dólares).
En 2012, las obras tuvieron que detenerse de forma repentina porque los dispositivos de seguridad contra incendios no funcionaban. La inauguración, prevista unas semanas más tarde, en presencia de Angela Merkel y 10.000 espectadores, tuvo que anularse apresuradamente.
La crisis sanitaria, que ha prácticamente paralizado el tráfico aéreo en estos últimos moses, ha agravado aún más las preocupaciones de los administradores del aeropuerto.
AFP