Eslovaquia lanzó este sábado un programa de detección de coronavirus entre toda la población con pruebas de antígenos, una primicia mundial que ha recibido críticas por estar, según algunos, mal preparada.
Unos 45.000 profesionales de la sanidad, del ejército y de la policía fueron desplegados para realizar tests en este país miembro de la Unión Europea (UE) de 5,4 millones de habitantes, recogiendo muestras en unos 5.000 puntos de detección, abiertos sábado y domingo, de las 6H00 a las 21H00 GMT.
“El mundo estará observando” de cerca, declaró el primer ministro Igor Matovic esta semana, y estimó que la medida salvará “cientos de vidas”.
Las pruebas de antígenos proporcionan resultados rápidos, a veces en minutos, pero no se consideran tan fiables como las PCR, en las que las muestras nasales se envían a un laboratorio para ser analizadas.
La participación no es obligatoria pero una persona sin un certificado de test negativo se expone a una fuerte multa si la para la policía.
Quien dé positivo debe ponerse en cuarentena inmediatamente durante 10 días.
“Este será nuestro camino hacia la libertad”, insistió Matovic, insinuando que entonces las restricciones impuestas por la pandemia podrían flexibilizarse una vez que se hayan terminado las pruebas o endurecerse si el programa no se lleva a cabo en su totalidad.
Eslovaquia sería el primer país de este tamaño en organizar tests a escala nacional. Ya se han realizado pruebas generalizadas en ciudades chinas.
Estados europeos más pequeños como Luxemburgo y Mónaco también han anunciado programas de pruebas masivas.
El gobierno “amenaza”
Como otros países, Eslovaquia ha experimentado un fuerte aumento de casos de coronavirus, que aún así es inferior a la media de la UE.
El viernes el país registró un nuevo récord de 3.363 infecciones diarias, lo que eleva el total a 55.091 casos. El número de muertos asciende a 212.
El gobierno prevé terminar las pruebas nacionales en dos días y realizar una segunda ronda el próximo fin de semana.
Pero le costó encontrar personal sanitario para hacer funcionar todos los puntos de detección y se vio obligado a ofrecer bonificaciones en efectivo a los médicos.
Durante las pruebas piloto en cuatro regiones de alto riesgo el fin de semana pasado, hubo esperas de hasta dos horas.
El sábado, la gente esperaba desde pronto por la mañana para hacerse la prueba. En algunos puntos, los tests no empezaron a la hora debido a problemas de organización, constató un periodista de la AFP.
Incluso hubo atascos en los lugares donde la prueba se podía hacer en el coche.
“Llegué a las 6H30 (5H30 GMT) y era el 40 en la fila”, declaró Vladimir Jankovic, de 42 años, que esperaba delante de uno de los puntos de detección de Bratislava, la capital.
La Asociación Eslovaca de Médicos de Familia (SVLS) criticó el plan gubernamental.
Según la asociación, “la concentración de millones de personas” en los sitios de detección “está en contradicción con las recomendaciones de los expertos en enfermedades infecciosas de reducir al máximo los contactos públicos y la movilidad”.
Mucha gente, como Radovan Babincak, un desempleado que vive en la capital, quiere evitarlo.
“El gobierno y el primer ministro están amenazando a la gente”, declaró a la AFP este hombre de 40 años.
Anton Dubovsky, empleado de una gasolinera de 67 años, también aseguró que él y su hijo no se harán las pruebas.
“No estoy del todo convencido de que estas pruebas sean una buena idea”, comenta.
AFP