REFLEXIONES| Obama care. Por Luis Acosta

Barack Obama fue y es un fenómeno político norteamericano que no se queda atrás en el cuadro de los más destacados Ex Presidentes de los Estados Unidos. En ese sentido ha comprobado mantener y manejar un equilibrio inusual entre lo político, lo personal y lo público que lo coloca muy bien en el filtro de las proporciones del qué hacer y dónde aparecer cuando el país desee oír su importante opinión o sus palabras sencillas. 

Obama llegó a la Presidencia de los Estados Unidos cuando nadie se esperaba que un candidato de color podía lograrlo en un país democrático pero polémico y racial que ha peleado por el color del rostro aun cuando el ciudadano fuera hijo y nacido en la misma tierra. Por otro lado, no podemos, tampoco, olvidar que la mujer no tenía derechos políticos y ciudadanos de color no podían entrar con libertad en las casas y salones de los prestadores de servicios públicos y aun ocurren problemas, cosas y detalles identificados con esta materia.

Sin embargo, Barack Obama obró como abogado competente, preparando a la comunidad y, después, como Senador de la República, tanto por su labor humana, política y social que le abrió paso para optar con éxito a la conquista de la Casa Blanca. Ya como Presidente en ejercicio, su esposa se convirtió en una Primera Dama competidora, inteligente, trabajadora y capaz de acompañarlo a todo evento, además exhibir por doquier su elegancia y distinción por lo cual recibía muchos halagos. 

En el año 2010, el Presidente Obama comenzó a ocuparse de los servicios públicos. Nos referimos, principalmente, a su Obama Care. Este programa lo conforman un conjunto de planes de salud ofrecidos a través de las compañías de seguro privadas y en combinación con el propio estado. En principio, la idea es ir cubriendo los grupos de personas que puedan optar a estos beneficios de acuerdo a su salario y, por tanto, no es un diseño para todos. No obstante que cubre varios millones de beneficiarios, se queda corta ante la demanda creciente de este tipo de servicio pero se convierte en una ventana favorable a la entrada de nuevos grupos. 

Esta decisión del Presidente Obama, y sus funcionarios de esa competencia, llamada también “la protección al paciente”, comenzó el 23 de marzo del 2012 es decir, su funcionamiento tiene ya 8 años y, aun con detractores de alto nivel, el sistema cubre una buena porción de necesitados y eso es concluyente y determinante. En efecto, de más está decir, como principio, que todo lo que sea dirigido al servicio del pueblo es barato, necesario y se debe ejecutar tanto más cuanto es una idea de un Presidente en ejercicio que se supone ha sido fielmente estudiada.  Por otra parte, sea pequeño o alto el numero de beneficiario,  se compadece con esa realidad y cubre necesidades precisas y concisas. Entonces no debe haber mezquindad sino amplitud para pensar en crecer y no en acabar o entorpecer cuando las ideas son sanas y magníficos los propósitos. 

En este sentido, en los Estados Unidos existen tantos niveles hacia abajo que merecen asistencia social efectiva, que la pandemia ha sacado a flote en inmenso tamaño, que se hace necesario dar importancia al Obama Care con toda honestidad y amplitud para ser repetido en cada estado con nobleza  y, sobre todo, porque la nación tiene todas las herramientas para mejorar con éxito, estilo Noruega, estos servicios.

Muchos venezolanos y miles de latinos hacen vida en Estados Unidos reciben servicio y pagan sus impuestos pero nadie es ajeno de esperar beneficios del gobierno de turno tanto más cuanto se tiene el privilegio de convivir en el estado norteño, estando siempre esperando algo que les alegre la vida y los mantenga contentos.      

 

Luis Acosta

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