La caída del dictador Marcos Pérez Jiménez fue el reflejo de la unidad nacional de todos los sectores de la vida nacional. Ganó en sus propósitos y se convirtió en una importante revolución a nivel continental. La unidad de campesinos y empresarios, estudiantes y académicos, militares y civiles, iglesia y amas de casas, políticos y obreros, estaba tan organizada que cuando se descubrieron los propósitos de estos sectores, se determinó lo intrincado de la madeja para revertirla fácilmente. El país estaba unido a través de formas, formalismos y deseos.
El levantamiento de la Fuerza Aérea el 1 de enero de aquel año 1958 aunque sometida por el régimen, no fue en vano, afirma Gilberto Urdaneta Bessòn, ex gobernador del Zulia y militante de Copey desde temprana edad. Aquellos acontecimientos culminaron el 23 y recordamos 62 años de la gran enseñanza dejada por la unidad, hoy, clamor vital del país para lograr acuerdos y relanzarnos como verdaderas fuerzas opositoras. Se iniciò, una etapa prolija en resultados.
Pérez Jiménez, tenía tiempo labrándose espacio directo en movimientos sediciosos. Lo hizo contra la presidencia de Isaías Medina Angarita en 1945, cuando el país mostraba estabilidad económica, luego de colaborar con suministro de petróleo a EE.UU en la Segunda Guerra Mundial. Luego, repitió los hechos conspirativos en 1947 contra Rómulo Gallegos quien a poco tiempo de jurar su cargo, fue derrocado por este militar acompañado de Carlos Delgado Chalbaud y Llovera Páez. La larga historia de asonadas parecía esclavizar en una sola perspectiva, la nacional.
Urdaneta Bessòn, asegura que el gobierno de Perèz Jiménez,se tambaleó ante la amenaza nacional de unidad que obligò su huida en la famosa Vaca Sagrada. Se conforma una Junta de Gobierno presidida por W. Larrazabal y unas posteriores elecciones presidenciales, retan históricamente al país hacia una etapa de consolidación de sus instituciones democráticas con profundo sentido social para las poblaciones más vulnerables incluyendo elementos económicos.
Los líderes en el exilio regresaron al país y comienza dice Urdaneta Bessòn, una alineación seria y compacta para lograr la sostenibilidad de las instituciones, dentro del nuevo sistema de gobierno. Había seriedad en los planteamientos y sobretodo, en las observaciones de los acuerdos. Se asomaba necesario para darle más confiabilidad el Pacto de Punto Fijo, que cumplió las exigencias impuestas en buena parte por Rómulo Betancourt .Acuerdo tripartito entre AD Copey y URD.
Observando las recias características de Rómulo Betancourt, en aquellos años difíciles de democracia, lo entiendo y defino, dice el ex parlamentario zuliano como el Padre de la Democracia, Betancourt con talante y convencimiento logra consolidar la nueva etapa para evitar nuevo traspié que terminara con la reciente forma de gobierno. Venezuela, entraba en una visión moderna de República, dejando de lado a caudillos y luchas caudillescas de otros tantos militares, siempre implicados en tan desagradables situaciones.
Rómulo Betancourt, venia del exilio junto con líderes fundamentales que conformaron la principal dirigencia del país en todos los sectores de la vida nacional.
UNIDAD, COHERENCIA,RENDICIÒN DE CUENTAS Y SIN ESTRELLA
Si logramos esa unidad tan codiciada y necesaria nosotros podremos relanzar a Copey, partido sumido actualmente en tendencias y acomodos muy frágiles. Se puede asimismo, recomponer AD, partido cuyo fundador, Rómulo Betancourt el Padre de la Democracia venezolana, luchó en extremo por la unidad y en contra del sectarismo, que inciaba indicios de desvíos políticos partidistas.
Hace 75 años, cumplido el pasado 13, Pérez Díaz, Pedro del Corral entre otros eminentes venezolanos, visualizaron y fundaron en Caracas , esta organización de color verde en su simbología, que logró llegar a toda la geografía nacional con sus Comités de Base, células principales de su componente organizacional. Copey fue un partido, de reformas más allá de sus fundamentos políticos demócratas cristiano. Al igual que AD, atendieron poblaciones más pequeñas con subvenciones adecuadas que obligaron a mirar asuntos de salud, educación y otros referentes.
Hoy la corrupción da asonadas de otra índole. La corrupción ha carcomido la base de la democracia venezolana. La corrupción también ha mirado al entorno de Juan Guaido a quien se le pide rendir cuentas .Creo, oportuno dice el nieto del historiador zuliano Juan Besson, que tal cosa ocurra. Una rendición de cuentas disiparía todo cuanto sea necesario y afirmaría el carácter democrático y sano del presidente encargado.
Por eso, mas allá de la retórica discursiva se hace imperativo el dialogo. Los acuerdos y resoluciones que como todos, tienen que ganar y perder en las aprobaciones. Si no estamos en condiciones de sumarlos, tampoco estamos en capacidad de hablar y asomar el término y sólo será un aspecto discursivo inútil. Letra muerta invocarla, como tanta pérdida del laberíntico mundo de la política.
Se habla de colocar una octava estrella a la Bandera Nacional que reconozca las raíces históricas del estado que infligió en 1823 la última cornada a los realistas en la Batalla del Lago .Tratar de recomponer la realidad con esa decisión del gobierno nacional, es a su entender un tácito reconocimiento a los años perdidos en la gobernanza regional. Los zulianos rechazamos tal consideración. Deseamos recibir justamente lo que nos corresponde por nuestra contribución a la economía nacional. Muy amplia por cierto, afirma.
El Zulia sumido en una desafortunada etapa de oscurantismo quiere salir de las tinieblas con equilibrio y reconocimiento, deriva del trabajo y afán de progreso.Decimos nosotros.
Eneida Valerio Rodríguez