Este jueves 11 de marzo se llevó a cabo en los países de la cuenca del Caribe el ejercicio de preparación #CaribeWave2021 ante este desastre natural, signado en esta oportunidad por la pandemia.
A las 10:07 am de este jueves 11 de marzo, la Organización Nacional de Salvamento (ONSA) envió un “mensaje de emergencia” a través de sus redes internas, basado en la información sobre un sismo, detectado momentos antes en un punto a 30 kilómetros de profundidad, al noreste de Puerto Rico.
Este movimiento telúrico podría tener consecuencias devastadoras. En 2004, una gran masa de agua impactó el archipiélago de Indonesia luego de un terremoto de magnitud 9,1 en la misma escala, y a 30 kilómetros de profundidad. Se calcula que perdieron la vida unas 230.000 personas.
Este jueves, las islas y países con costas hacia el Caribe hubiesen tenido la obligación de activar inmediatamente sus sistemas de alarma para que los pobladores se alejen de las costas y, de ser posible, se logre cierto resguardo para las llamadas infraestructuras esenciales, como los puertos.
En el caso venezolano, y ante un desastre de las magnitudes planteadas, la legislación faculta al Presidente para declarar la emergencia por razones de catástrofe natural.
Según el secretario general de ONSA, Luis Guillermo Inciarte, la ola gigante ocasionada por este sismo pondría en peligro las vidas de por lo menos un millón de personas, residentes y trabajadores de zonas venezolanas con fachada hacia el Caribe.
Sin medios
Pero nada de esto sucedió en la realidad. Solo era el escenario planteado a propósito de la edición del ejercicio #CaribeWave2021, una actividad organizada por la Unesco, que en esta ocasión se vio signada por las limitaciones impuestas a propósito de la pandemia por el covid19.
Inciarte explica que en esta oportunidad no se hicieron las evacuaciones de zonas costeras, que serían de rigor en un simulacro de estas magnitudes. Indicó que solo hubo actividades “presenciales” en dos de las 48 naciones involucradas en la actividad, para evitar mayores contagios.
Pero en el caso venezolano, añadió, también era de importancia que el Estado, a través de los ministerios participantes (Relaciones Interiores e Infraestructura), hubiese convocado la participación de los medios de comunicación independientes.
“En estos ejercicios uno de los principales actores son los medios, porque son los que dan la alarma y contribuyen a salvar vidas. En Venezuela, los partes oficiales se comunican a las estaciones de radio para dar la información. Una de las principales debilidades es que los medios no fueron involucrados, y mientras no lo hagan tendremos menos del 50% de la actividad hecha”, explicó.
En el escenario planteado durante #CaribeWave2021, el impacto se preveía en la zona insular venezolana para las 11:54 am. De acuerdo con Inciarte, los procesos de verificación y transmisión escrita de la información sobre el terremoto y el consecuente oleaje tardaron cuarenta minutos. Esto daba un margen de apenas 67 minutos para convencer a la gente de todas las islas y costas del país para que buscaran refugio en un lugar elevado.
Un riesgo presente
En el escenario planteado para este simulacro, los mayores daños hubiesen ocurrido en Puerto Rico, las Islas Vírgenes, Sint Maarten, San Vicente y las Granadinas y San Eustaquio.
La cuenca del Caribe no está exenta del riesgo de verse afectada por olas gigantes. Según la organización Rescate Occidente, desde 1842 han perdido la vida como consecuencia de tsunamis unas 3.510 personas en esta región.
Los tsunamis pueden ser originados por actividad volcánica. Desde enero, hay un alerta naranja en el Caribe por la actividad en el volcán La Soufriere de Guadalupe.
Sin embargo, ese no sería el mayor peligro para Venezuela. Para Inciarte, el volcán submarino Kick’em Jenny, a ocho kilómetros al norte de Granada, podría ocasionar un tsunami que afecte al país.
“Venezuela ha tenido eventos sunamigénicos (que originan tsunamis) y seguirá teniéndolos. Por eso tenemos que estar siempre preparados”, advirtió.
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