El proyecto chavista (o castrista) en Venezuela desde sus inicios ha tenido un solo objetivo, la retención del poder, el mismo Chávez al inicio de la crisis política de 2001-2002, sumergido en impopularidad tras más de 2 años en el poder sin cumplir las promesas realizadas en campaña y tras negarse a la solicitud de referéndum consultivo, lo dijo claramente: así perdiera el referéndum 10% a 90% no iba dejar el poder. Para ello, se trazó 3 pilares fundamentales de anclaje al poder:
El primero, fue hilvanar la infraestructura requerida para el proyecto, la desinstitucionalización del país que continúa hasta el sol de hoy. En aquel entonces, posterior al derrocamiento del 11 de abril 2002, Chávez accedió ir al revocatorio, eso sí, solo después que Jorge Rodríguez se apoderada del CNE. Después del referéndum, el oriundo de Sabaneta lo premió designándolo como vicepresidente de la nación. Heredó el CNE Tibisay Lucena de la cual ya conocemos su irreversible actuación.
Nada escapa a la desinstitucionalización, hubo un romanticismo hasta 2006 dónde el régimen aprovechó al máximo el boom petrolero, el populismo salvaje le brindó victorias electorales en las que (además) el ventajismo institucional no fue descartado. Ya para 2007 la suerte cambió, Chávez perdió su intento de reforma constitucional la cuál impuso vía habilitante y AN del momento, lo cual los venezolanos nunca se lo perdonaron comenzando su desgracia. Desde 2008 comenzó perder alcaldías y gobernaciones claves, incluso la AN de 2010 también la perdió, pero una antidemocrática reingeniería electoral perpetrada por el CNE permitió al PSUV obtener más diputados a pesar la oposición obtuvo más votos.
Desde 2008 comenzaron las trágicas elecciones en condiciones mínimas, donde las instituciones psuvizadas comenzaron arrebatarles recursos, competencias y facultades a todos los espacios de poder que el venezolano restaba al chavismo. Comenzó la persecución, destituciones, encarcelamientos, gobiernos paralelos, así como las cobardes inhabilitaciones. En 2015 el régimen se dio cuenta que ni con condiciones mínimas podía obtener triunfos electorales, tras haber perdido por paliza la AN de ese año, comenzó imponer procesos electorales en condiciones absurdas, donde impone partidos, candidatos y resultados… por eso las sanciones internacionales.
Todo esto por un lado, la primera clave de la retención del chavismo es el control absoluto de las instituciones del Estado lo que le ha permitido no perder ni perdiendo electoralmente, además de darle absoluta discreción en el manejo de los recursos y armas de la nación. El segundo pilar es el centralismo ultroso, generar la dependencia absoluta de toda actividad nacional al gobierno central, aunado a una quiebra premeditada del sector privado generando así una sociedad dependiente del Ejecutivo, debilitada, atada a través de sus necesidades básicas. Pero el chavismo no fue inmune a su propio veneno, la corrupción atroz quebró Pdvsa, único bastión económico que le permitía financiar su proyecto… él solo se complicó.
En tercer lugar, el pilar de la neutralización social. El peor enemigo del chavismo son los ciudadanos, por ello les quitó su herramienta más importante: El voto. El chavismo asesinó el voto pues no premia, castiga ni genera cambios, por ello las abstenciones que a la postre resultaron el mejor antídoto contra el proyecto castrista, pues lo ilegitimó e ilegalizó internacionalmente. Sin embargo, esta neutralización no va sola, va acompañada de la represión atroz, como el mismo Padrino López la bautizó en 2017, donde componentes del orden público formales e informales acallan brutalmente cualquier intento de protesta, así estén contempladas en la Constitución y sobren los motivos para propiciarlas, después de todo, el chavismo solo llegó a nuestra historia para empeorar todos males de la llamada cuarta república y generar otros nuevos muchísimo peores.
Estos son los tres pilares que sustentan al chavismo dentro de Venezuela, que de no comprenderse adecuadamente podrían generarle 20 años más en el poder.
Leandro Rodríguez
@leandrotango