Es del dominio público que la guerrilla colombiana, la que siempre se ha autocalificado como “bolivariana”, fue asumida cual aliada por el fallecido dictador Hugo Chávez Frías. Desde entonces los irregulares granadinos encontraron territorio, dinero y protección en Venezuela, por parte de la mafia castrense que, a partir de la convocatoria y la realización de un referendo consultivo inconstitucional, usurpó el poder en nuestro país.
Se puede afirmar, sin caer en exageraciones, que tan pronto como el régimen usurpador empezó a ejercer control sobre el “pueblo uniformado”, una vez inducido éste a transitar el sucio sendero de la corrupción, los militares cubanos entraron a los cuarteles con atribuciones jerárquicas, mientras que los guerrilleros se apoderaban de las fronteras, donde se posicionaron y luego avanzaron hasta adueñarse también de tierras aptas para la producción.
Sin duda alguna, la penetración de los militares cubanos y los guerrilleros colombianos, ambos cuerpos armados considerados como irregulares, sin pérdida de tiempo se anclaron en diferentes instituciones estratégicas de la nación, y desde esos escenarios ejercen poderosa influencia en el desempeño político, gubernamental y militar de la república. ¡A los cuervos que crio el fallecido y sigue alimentando el heredero, le han crecido demasiado las uñas!
Los cuervos encontraron después un buen padrino, con ilimitado poder en los cuarteles. Ese protector les brindó absoluta confianza; tanta que ahora los irregulares se atribuyen la potestad de asumir funciones de gobierno en el territorio que el régimen puso en sus manos.
Ahora el padrino de los irregulares está a punto de que sus cuervos le saquen los ojos. Se les han alzado sus protegidos, con el agravante que disponen de armamentos de última generación, mientras que los soldados que le sirven de carne de cañón al régimen, relativamente con lo único que pueden hacerle frente a los cuervos es con su pecho.
La superioridad del bumerang guerrillero es tan evidente, que más de 6.000 pobladores de la región controlada por los ahora enemigos del propio padrino, han tenido que abandonar sus propiedades y huir a Colombia. Por otra parte, el régimen, que trata de minimizar el golpe que ha recibido por parte de sus “fieles aliados bolivarianos”, le está “pidiendo cacao” a la ONU para que los auxilien militarmente. Vale deducir que tal gestión pudo mantenerse en bajo perfil, pero alguien de “muy adentro” filtró la información, lo que obligó, seguramente, al padrino a revelar el trámite diplomático respectivo.
Es síntesis, quienes confiaron en la incondicionalidad de sus aliados guerrilleros, han vitalizado el antiquísimo refrán “cría cuervos y te sacarán los ojos”.
Antonio Urdaneta Aguirre
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