El gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro está intensificando sus esfuerzos para cortejar al gobierno de Joe Biden mientras el nuevo presidente de Estados Unidos sopesa si debe arriesgarse a una reacción política en Florida y suavizar las sanciones que buscan aislar al líder socialista.
En las últimas dos semanas, Maduro aceptó las antiguas demandas de Estados Unidos de que se permita al Programa Mundial de Alimentos establecerse en el país en un momento de creciente hambre.
Los aliados del venezolano también prometieron trabajar con la oposición respaldada por Estados Unidos para vacunar a los venezolanos contra el coronavirus y se han reunido con diplomáticos de Noruega que intentan reactivar las negociaciones para poner fin a la incesante lucha política del país.
El frenesí de la actividad se produce mientras altos funcionarios estadounidenses, incluida la subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, se reúnen el lunes como parte de su revisión continua de la política hacia Venezuela, según dos personas familiarizadas con los planes.
La reunión interinstitucional, que no se ha reportado anteriormente, se centrará en si Estados Unidos debe tomar medidas para apoyar un intento incierto de diálogo entre Maduro y sus oponentes, dijeron personas al tanto del tema que pidieron mantener el anonimato para poder hablar de asuntos diplomáticos clasificados.
«Todos estos movimientos recientes apuntan a que Maduro está tratando de llamar la atención de Washington», dijo Geoffrey Ramsey, un observador de Venezuela en la organización Washington Office on Latin America.
«La pregunta es si la Casa Blanca está dispuesta a comprometerse con una estrategia total de negociaciones o si seguirá jugando a lo seguro y mantendrá la política en un segundo plano».
El canciller venezolano, Jorge Arreaza, y Jorge Rodríguez, jefe de la Asamblea, la cual apoya a Maduro, no comentaron cuando se les preguntó sobre los recientes movimientos de Maduro.
Ramsey dijo que podría haber más gestos de buena voluntad en el horizonte.
AP