Una turba incendió ayer en la noche una estación policial en Bogotá con entre 10 y 15 agentes dentro que lograron escapar de las llamas, mientras que al menos otros 15 puestos de esa institución fueron blanco de vándalos en una acción que la alcaldesa de la ciudad, Claudia López, calificó de «brutal».
«Las 22 comisiones de derechos humanos que activamos han estado previniendo y protegiendo abusos a los ciudadanos, pero la escalada violenta de esta noche es brutal», dijo la alcaldesa en Twitter.
Según López, a 15 policías «trataron de quemarlos vivos» en el Comando de Atención Inmediata (CAI) del barrio La Aurora, en el sur de la capital colombiana, y añadió que otros 15 de esos puestos fueron «vandalizados» y hay «policías abaleados» y «heridos con arma blanca».
«Bogotá sufre esta noche (la del martes) el ataque de criminales organizados que están siendo enfrentados por nuestra fuerza pública. Rechazamos enfáticamente estos atentados contra integrantes de la Policía», manifestó a la medianoche el presidente colombiano, Iván Duque.
Ante la violencia desbordada, López pidió al ministro de Defensa, Diego Molano, que la fuerza pública «ayude a custodiar» los centros de detención de la Policía donde hay 2.825 personas detenidas para «evitar que pongan en riesgo la vida de los privados de la libertad».
Las protestas violentas comenzaron el pasado 28 de abril y hasta la fecha han dejado, según la Defensoría del Pueblo, 19 muertos, una cifra que organizaciones sociales como la Temblores elevan a 31.
Igualmente el organismo denunció que han desaparecido al menos 89 personas, de las cuales solo dos han sido encontradas.
EFE