“Deja ir a personas que sólo llegan a compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicios de los demás. Si alguien busca un cubo para desechar su basura, procura que no sea tu mente”, Dalai Lama
Dicen que toda situación positiva trae consigo un lado negativo, e incluso, viceversa. Las personas negativas siempre tienen un NO en su boca para todo. Siempre ven lo malo, lo que no sirve y nunca lo bueno y provechoso de los acontecimientos.
No aceptan, que cuando ocurre algo en sus vidas, es para algún bien, y que las situaciones llevan consigo a otras que son mejores. Se niegan a luchar por avanzar y no aceptan los puntos de vista contrarios. Son pesimistas y cada vez más, caen en un vacío que los termina convirtiendo en amargados.
Si tratas de explicarles el lado positivo de algo, no te escuchan, te evaden o no te permiten seguir hablando. Se victimizan. Solo te prestan atención si piensas igual que ellos. “Desechan su basura en los demás”
Este tipo de personas no mantienen una buena actitud, y tratan de ensombrecer todo lo bueno que sucede a su alrededor. De hecho, transmiten su negatividad a través de expresiones pesimistas tanto verbales como corporales.
Sus comentarios buscan empañar las cosas buenas. Si se suscita una situación positiva, siempre buscan el lado negativo, lo resaltan y se aferran a él. También con su cuerpo muestran esa actitud, con una mirada nada optimista, brazos cruzados, frente fruncida y una actitud de fastidio.
Se quejan constantemente. No tienen sensibilidad ni empatía con nada. Critican continuamente a los demás, y sobre todo, son personas egocéntricas: se creen el centro del mundo, el centro de atención y el interés de todos. Piensan que son superiores y mejores.
Sus mayores aliados, son el pesimismo y egocentrismo. Sus pensamientos y opiniones negativos atraen lo desfavorable. Son personas que no toleran una crítica, corrección y de hecho, llegan a sentir menosprecio por aquellos que son positivos, sonríen y siempre ven en las dificultades una oportunidad para aprender y avanzar.
Vive feliz, sé positivo y llena tu vida de colores. Asimila lo bueno de las situaciones, no te quejes y busca ser proactivo. De esa manera, tu vida cambiará y empezarás a atraer cosas buenas y personas que viven siendo felices con lo que tienen.
No destruyas tu vida con estos sentimientos negativos, pensamientos pesimistas y comentarios desfavorables, porque al final, si sumas cada uno o le metes en un saco, son un veneno que van dañando tu mente, salud y corazón. Te convierten con el tiempo, en una persona amargada y en un abrir y cerrar de ojos, envejeces más rápido y se te pasa la vida siendo un infeliz.
Aprende a equilibrar tus emociones. Recuerda que para cambiar de emoción, solo debes respirar relajadamente. Piensa bien antes de hablar. Cuando expreses tus opiniones, hazlo con sencillez y buscando siempre que quien te escucha, no solo comprenda tu punto de vista, sino que vea que tú respetas también sus criterios. En vez de preguntarle si entendió lo que comunicaste, mejor consúltale, si tú te explicaste.
No solo somos lo que comemos, vestimos, mostramos. También somos lo que pensamos, expresamos y hacemos. Por tanto, cuidemos mucho cómo actuamos. Estemos atentos, a que exista una coherencia entre nuestra palabra y el hecho que se desprende, porque si hay una discrepancia en ambos, entonces, somos un reflejo erróneo, falso e hipócrita de nuestro propio ser.
Las personas negativas siempre ven en una solución, un problema. En la dificultad, un fracaso. “El pesimismo es la excusa de los débiles, para abandonar la lucha por aquello que desean”, y ahí se quedan.
Aylen Bucobo
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