El discurso de Estados Unidos imperó en la cumbre de la OTAN. El presidente Joe Biden le había pedido a los países occidentales que le hicieran frente al autoritarismo y al creciente poder militar de China. El G7 no se alineó del todo con la idea y solo se refirió al país asiático para pedirle que respetara los derechos humanos, especialmente en los territorios autónomos de Xinjiang y Hong Kong.
Pero la OTAN sí tomó una postura más crítica con un lenguaje más fuerte. “Las ambiciones declaradas y el comportamiento asertivo de China presentan desafíos sistémicos para el orden internacional basado en reglas y para las áreas relevantes para la seguridad de la alianza”, dijeron los líderes de los países de la alianza militar del Atlántico en un comunicado.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, expresó que la creciente presencia militar de China desde los países bálticos hasta África significaba que la OTAN tenía que estar preparada. “China se está acercando a nosotros. Los vemos en el ciberespacio, vemos a China en África, pero también vemos a China invirtiendo fuertemente en nuestra propia infraestructura crítica”, indicó en referencia a los puertos y las redes de telecomunicaciones instaladas por compañías chinas, especialmente en cuanto a la red de internet 5G.
La OTAN también mostró preocupación por el crecimiento del arsenal nuclear de China, concretamente de sus cabezas nucleares y de sus sistemas de entregas sofisticados.
Stoltenberg resaltó que esto es un cambio importante en el lenguaje de la OTAN pues solo hace 18 meses fue la primera vez que el organismo se refirió a China en sus comunicados, cuando lo hizo en la cumbre de Londres.
Por eso, cuando los periodistas le preguntaron directamente qué tenía que ocurrir para que la OTAN pasara de considerar a China como un «desafío sistémico» a una amenaza, Stoltenberg respondió enfatizando en el cambio de lenguaje.
«Lo que importa es que tenemos una posición clara de los 30 aliados sobre China. Esto es un largo camino recorrido para la OTAN, porque hace 18 meses no había ni siquiera una referencia (hacia el país asiático)», indicó.
A pesar de esto, los aliados de la OTAN tienen un fuerte vínculo económico con China. El gigante asiático, por ejemplo, es el principal socio comercial de bienes de Alemania, pues en 2020 el comercio entre ambas naciones superó los 212.000 millones de euros (256.820 millones de dólares), según datos del gobierno alemán.
Estados Unidos no es la excepción. Las tenencias totales chinas de bonos del Tesoro de EE. UU. superaban los 1,1 billones de dólares a marzo de 2021, mientras que el comercio total del país norteamericano con China el año pasado fue de 559.000 millones de dólares.
Incluso el mismo secretario general de la OTAN reconoció que China será «muy pronto la economía más grande del mundo» y que actualmente tiene el segundo presupuesto más grande de seguridad, la armada más numerosa y están invirtiendo en tecnologías disruptivas como inteligencia autónoma o reconocimiento facial.
Con este contexto, el primer ministro británico, Boris Johnson, se alejó un poco del comunicado conjunto e intentó menguar el lenguaje. El mandatario precisó que la OTAN no ve a China como un adversario de la misma manera que la organización militar ve a Rusia, pero que deben aceptar la creciente influencia del gigante asiático.
Johnson le dijo a los periodistas en Bruselas que China es «un hecho gigantesco en nuestras vidas y una nueva consideración estratégica para la OTAN», pero que no cree que «nadie en la mesa quiera desencadenar una nueva Guerra Fría con China».
La OTAN le advierte a Rusia que debe respetar las normas
En efecto, la OTAN se refiere directamente a Rusia como una “amenaza”, mientras que respecto a China habla de un “desafío sistémico”. “Las acciones agresivas de Rusia constituyen una amenaza para la seguridad euroatlántica; El terrorismo en todas sus formas y manifestaciones sigue siendo una amenaza persistente para todos nosotros”, dice el comunicado. Esto está directamente relacionado con la historia de la OTAN, que nació en 1949 en medio de la Guerra Fría.
La OTAN le advirtió al Kremlin que si no respeta las normas internacionales, no habrá una mejoría en la relación diplomática con los países de la alianza militar. Esto se refiere, en parte, a la avanzada militar que Rusia ha hecho en las fronteras con Georgia y Ucrania. Al respecto, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski enfatizó en que quiere más claridad sobre las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Esto ocurre antes de que Biden y el presidente ruso Vladimir Putin se reunan el próximo 16 de junio en Ginebra.
“Carecemos de detalles sobre la posición de Occidente sobre Rusia, sobre las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, en la cumbre”, indicó el mandatario de Ucrania antes de que concluyera la reunión de la OTAN.
Posteriormente, Stoltenberg enfatizó que la OTAN está «en solidaridad con Georgia y Ucrania» y que seguirá respaldándolos a pesar de que ninguno de los dos países hace parte de la alianza militar del Atlántico.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, precisó que la estrategia de la OTAN frente a Rusia “involucra exigir diálogo y un gran marco de arbitraje, particularmente en el tema de control armamentístico”. El mandatario agregó que como Rusia se ha retirado de varios tratados de control armamentístico, esto ha tenido un impacto negativo en territorio europeo y que por eso deben relanzar la dinámica del diálogo.
La guerra en el ciberespacio y el cambio climático, las nuevas preocupaciones de la OTAN
En la reunión se discutió cuál será la agenda de la alianza militar para los próximos 10 años. En su comunicado, la organización explicó que su apuesta es adaptarse política y militarmente a los nuevos cambios y eso incluye la tecnología.
Por eso, una de las ocho tareas que acordaron es lanzar el “acelerador de innovación de defensa civil-militar para el Atlántico Norte”. Aunque la OTAN no dio muchos detalles sobre cómo operará esto, el secretario general sí señaló que la idea es que los países aliados puedan apoyar a empresas de tecnologías emergentes, o start-ups, para avanzar en la seguridad. “La OTAN está dispuesta a defenderse en el ciberespacio tan efectivamente como lo hace en el mar, tierra y aire”, señaló Jens Stoltenberg.
Otro de los puntos de esa adaptación es el cambio climático. La alianza evaluará “la viabilidad” de alcanzar las emisiones netas cero de sus ejércitos para 2050 y Canadá ofreció crear un centro de pensamiento para que los países miembros de la OTAN puedan investigar sobre la relación entre seguridad y medio ambiente.
Aunque es la primera vez que la OTAN se refiere a los problemas ambientales y concretamente al cambio climático como una “amenaza”, todavía no tiene acciones concretas para combatirlos. En cambio, el comunicado invitó al secretario general de la organización a “formular un objetivo realista, ambicioso y concreto para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de las estructuras e instalaciones políticas y militares de la OTAN”.
“Tras casi 20 años, las operaciones de la OTAN están llegando a su fin en Afganistán”: Jens Stoltenberg
Desde que las fuerzas militares de la OTAN comenzaron a retirarse de Afganistán, en coordinación con la salida de las tropas de Estados Unidos antes del 11 de septiembre, la gran pregunta es qué pasará entre Occidente y el país de Medio Oriente.
El mayor punto de disputa en este momento es el aeropuerto internacional Hamid Karzai, en Kabul, la capital afgana. Actualmente, la OTAN controla el paso aéreo y la discusión surge por la postura de Turquía, que quiere que 500 de sus soldados manejen el aeropuerto una vez las fuerzas aliadas salgan del país. Su argumento es que así asegurará el acceso a Afganistán para la comunidad internacional.
Pero no todos ven con buenos ojos esta movida. Los talibanes consideran que va en contra de la soberanía afgana que Turquía se quede y, en lo militar, sería un enclave que le permitiría a los turcos y a sus aliados moverse hacia Siria.
A pesar de que era uno de los puntos más esperados, la OTAN no llegó a ninguna decisión al respecto. El secretario general solo dijo que están “trabajando en cómo hacerlo” y que el compromiso de la organización y de los aliados es que puedan operar el aeropuerto internacional, para su “presencia civil continua y la de la comunidad internacional”.
Paralelamente, el secretario afirmó que “tras casi 20 años, las operaciones de la OTAN están llegando a su fin en Afganistán” y que una vez los ejércitos se retiren, la alianza se compromete a continuar con el entrenamiento de las fuerzas afganas y con el respaldo financiero.
Incluso, existe la posibilidad de que Qatar preste una de sus bases para entregar a las fuerzas especiales de Afganistán, según le dijeron tres altos funcionarios de seguridad occidental a la agencia Reuters. Aunque la OTAN no dijo nada al respecto.
Todo esto está relacionado con el ‘Resolute Support’, el programa con el que la OTAN ha capacitado y equipado a las fuerzas de seguridad afganas que luchan contra los talibanes islamistas.
En Afganistán todavía quedan 2.500 tropas de Estados Unidos y alrededor de 7.000 fuerzas no estadounidenses, principalmente de países de la OTAN, pero también de Australia, Nueva Zelanda y Georgia.
France24 con AP y Reuters