El dictador Nicolás Maduro no se anda con remilgos a la hora de establecer sus condiciones para aceptar dialogar -si, así como lo leen- sentarse a dialogar con las micropartes que van quedando de la oposición que con la experimentada asesoría cubana, ha logrado pulverizar. En primer lugar, se da la lija de poner la fecha, eso quiere decir que dialogará cuándo él quiera, según le convenga el día y la hora. Se sabe que lo que busca el dictador, es arrimar la fecha a la que ya está establecida en el calendario, «21 de noviembre», para consumar su nuevo fraude electoral regional.
Maduro impone todo, ¡hasta el lugar! y no puede haber mejor escenario que el mexicano, territorio gobernado por uno de los compinches del Foro de Sao Paulo y primer hincha del Grupo de Puebla. Además, en la tierra de los mariachis están buena parte de sus compañeros de marras, como el ex gobernador Francisco Rangel Gómez, reputado como de los más ricos del continente americano, después de haber saqueado las arcas del Estado Bolívar, incluida la extinta CVG, el crimen ecológico del Arco Minero y los negociados oscuros con comida, cabillas, gasolina, droga y oro. ¡Que mejor sede que el México lindo y querido! Recordemos que ahí tiene sus mejores contactos el siquiatra del mal, Jorge Rodríguez.
Maduro también escoge a los invitados. Ya ha dicho que van «el burro» Martínez, el mismo que pidió perdón por un crimen que no cometió. Suponemos que sabrá defender el inminente fraude del que sí será coautor, convicto y confeso. También irá Timoteo, el que tuvo la osadía de traer a Zapatero como mediador de aquellos diálogos infames que resultaron una estafa a la esperanza de los venezolanos. La cosa pinta tan buena para los socios del régimen, esos mismos que quieren seguir amasando verdes, que el flamante mercader Bernacran Gutiérrez los va a nombrar sus interlocutores. No me extrañaría que Maduro ponga como condición que dejen llegarse hasta la tierra de Pancho Villa, al cuatrero de Alex Saab, que según las buenas lenguas tiene su enclave financiero intacto y a buen resguardo de sus socios de Turquía, Irán, Rusia, Colombia y de Hong Kong.
Maduro tiene a esa comparsa bailando al son de su partitura que permite cantar “fraude, fraude, fraude, el dialogo es en balde”. Y en ese aspecto dice la verdad. Ese dialogo le permitirá ganar unas semanas, mientras continúa pescando a más candidatos para colocarlos en la paila de esa fritanga electoralista.
Mientras tanto, al pobre Guaidó lo tienen rodeado sus aliados del G4. ¡Qué aliados por Dios! Si, en el G4, todavía quedan muchos traidores. Por ello, a los buenos que quedan en el G4 les pido enfrentar con decisión y sin entreguismo al régimen. En conclusión, digo como mi abuela Emelina, que “no hay mal, que por bien no venga». Porqué ya viene siendo hora de cambiar de comando de conducción porqué con estos dirigentes entregados a Maduro no saldremos de la tiranía jamás.
Vendrán mejores tiempos, «todo tiene su final» como dice Héctor Lavoe, en la canción que no le gusta a Maduro.
Carlos Ismayel
@CYsmayel