Causa estupor e indignación escuchar al ilegítimo, EL Maduro, considerarse un “Presidente obrerista”. La realidad es que nunca los trabajadores, en su conjunto, han estado en peores condiciones, no solo desde el punto de vista salarial, sino también en lo social y en lo ético, como están ahora; nunca antes en el contexto laboral había existido en un Gobierno, políticas restrictivas que incidieran como vorágine de forma negativa en la calidad de vida de los entes laborantes y de los dependientes de estos. Éste régimen comunista, es y será, una cosa inútil y despreciable, el hecho de llamarse Maduro “presidente obrerista”, manifiesta de forma inequívoca que la “realidad construye la verdad”, porque esa afirmación del ilegítimo Maduro, confirma que todo se debe a un engaño o artificio encubierto, propio y natural de los ñángaras.
La funcionalidad del régimen comunista con respecto a la relación Estado – trabajadores no está ni siquiera al nivel de Zimbabwe, que es el país más pobre de África; el salario básico en ese país es de 82$ mensuales; mientras que Venezuela presenta de manera tangible el salario mínimo más bajo del mundo 1,6$; ese es el monto también de las pensiones de todos los trabajadores que cumplieron, por Ley, el tiempo que le correspondió en su ejercicio laboral. Para poner un caso evidente de la masacre salarial del régimen, escribo del sueldo de un Profesor Universitario (trabajador privilegiado en un país de primer mundo y de aquellos que desean serlo) con PHD, con la categoría de Titular, a dedicación exclusiva, máxima categoría en el estatus universitario devenga un salario mensual de 20$. Eso demuestra, a todas luces, que el comunismo destruye a la sociedad en su conjunto, pero particularmente, es inclemente, con su masa laboral, y éste Sr. Maduro se hace llamar, lo reitero, para que le de vergüenza (que no existe en su conciencia comunista) Presidente “obrerista” JAJAJAJA.
La “realidad y verdad” es que tanto el fenecido como el comunista procubano, son anti obreristas, son tramposos y malos cumplidores de sus obligaciones. En Venezuela la deuda interna, desde el punto de vista laboral en el sector público, aumentó en estos 22 años del régimen comunista más de 10.000 por ciento; cuestión que se vislumbra en las condiciones laborales de los jubilados. El régimen en casi todas sus Ministerios está súper atrasado en el pago de las prestaciones sociales; por ejemplo, en el ministerio de Salud y Educación cientos de miles de trabajadores que tienen “oficialmente” nueve y diez años jubilados, no han recibido los pagos correspondientes, con la gravedad de que los cálculos de esas prestaciones sociales adeudadas, fueron hechos con salario de años anteriores a la fecha de jubilación; significa, que la superinflación y el “retiro” de los catorce (14) ceros de nuestra moneda, se “tragó” esos montos y de nada le servirá a ellos para disfrutar de los años laborados y están en franca decadencia en lo físico y en lo moral y con ellos su familia. Igualmente ocurre con las universidades nacionales, es patético ver los cálculos de las prestaciones sociales de profesores, personal administrativo y obreros, realizadas en base a salarios de años anteriores, por no haber existido aumento salarial en el año de su final laboral, por ejemplo los jubilados del año 2010 y 2011, pertenecientes también a esta política inflacionaria y maula del régimen.
La sociedad venezolana en estas horas aciagas requiere un LIDERAZGO POLÏTICO responsable y patriota; que deseche en estos momentos todo aquello que contribuya a la permanencia del régimen en el poder. La salida del Maduro y su cofradía de bribones es una necesidad “biológica” del país. Venezuela necesita volver a nacer como República; necesita fuerza volitiva de cambios “radicales y contundentes” para desechar ese pasado medieval traído por los talibanes comunistas del Maduro y de sus asesores “malnacidos” cubanos; construir una nueva plataforma social, económica y jurídica que esté relacionado intrínsecamente con la relación Estado – Ciudadano, que es la clave de consolidar en tiempo y espacio una sociedad de progreso, de compromiso y de respeto de las libertades individuales y colectivas y fundamentalmente de Leyes que incidan, PARA SIEMPRE sin ningún atisbo, en la “viabilidad perenne” de una democracia donde florezcan las verdaderas libertades de una sociedad de iguales. ¿Presidente obrerista? Jajaja, NO ME JODAS.
Marlon S Jiménez García
@marjimgar