En los tiempos que atravesamos es muy común escuchar noticias que pueden abrumarnos, guerras, enfermedades (Covid 19), derrotas, catástrofes, muertes de seres amados, dolores emocionales, traiciones, deslealtades, entre otras; este tipo de situaciones logran turbarnos y hacer de nuestras vidas terribles, obstinantes y desesperanzadoras en nuestro devenir diario. Como cosa curiosa, estas crisis nos deberían acercarnos a Dios, pero al contrario sucede que muchas veces hacen que lo que menos buscamos es a Dios, o lo que buscamos son otras vías para lograr apaciguar tantos males que nos aquejan.
David el salmista, refería ante estos escenarios, “Mira mi aflicción y líbrame, porque de tu palabra no me he olvidado”, es así, que David le afirma al Creador que dentro de su caos personal, no se ha olvidado de Él, para que El acuda tras su ayuda. Si centrar el presente en alguna referencia religiosa, si debemos entender y visualizar que en el vivir del hombre hay profundas tempestades que nos azotan la vida, Por eso es importante recordar, que la noche retrasa el amanecer, pero nunca lo detiene.
Las referencias en el marco de la sabiduría celestial y humana logramos divisar que muchas son las rutas que lograríamos tomar. Pero no todas nos ofrecen un fuerte poder de transformar estos panoramas en caminos de Paz y Armonía. Logramos entender que la base de un giro en nuestros pensamientos y afectos tienen un origen en el campo espiritual, esto nos indica que si deseamos movilizarnos hacia derroteros más seguros y liberarnos de tan amargos panoramas, deberemos conciliar en nuestra terapia TEML, con un encuentro sobrenatural con Jesucristo, ya que como El mismo nos indica que es el Camino, La Verdad y la Vida. Entendiendo que luego de nuestro llanto, nos depara una profunda alegría.
Nuestros consultorios se colman de pacientes, el asunto que muchos de estos no logran entender que la generación de un propio compromiso, encierra grandes decisiones, los que nos lleva a orientarlos para que la decisión no sea desdibujar sus realidades y transformarlas en algo que no es en verdad. Todo lo contrario concebir en sus ganas de ser felices los derroteros que los conduzcan a ello. Nada hacen nuestros pacientes, tomando decisiones y autocompromisos en llevar el barco a buen puerto, si mientras hacen las maniobras, siguen mirando atrás y no rompen con esos círculos viciosos que los atan a una infelicidad constante.
Realmente nuestro mundo interior no lograra controlar los factores que traen consigo todo lo mencionado. Lo que si podemos alcanzar es que durante la tormenta, donde el barco aparentemente zozobra y las aguas hunden nuestro ser; asumir el mando, la dirección, el poder y la confianza que de nosotros depende sin nos quedamos en el camino o logramos el éxito, la bonanza, una vida digna, convirtiéndonos en un factor de cambio psicosocial, dejando a un lado nuestra indiferencia y dar siempre un paso adelante.
“Del cielo, solo nos caerá la lluvia que cae de el” Anónimo.
Dr. José Ernesto Pons B
@joseponsb