Simón Freud, psiquiatra del siglo XIX y principios del siglo XX le dedicó todo su trabajo de investigación y su vida al análisis del yo y su relación con la psicología del individuo y de las masas. Esta vez se hará un resumen de sus investigaciones, en cuanto a la psicología de las masas, bajo un enfoque político,
Comencemos con reconocer que el hipnotizador es un narcisista con un desarrollado carácter homosexual, manipulador; siendo el tema político lo que le genera satisfacción, placer sadomasoquista en la libido de la comunidad, de las multitudes; asunto que constituye un enamoramiento sadomasoquista homosexual, entre las multitudes hipnotizadas carentes de toda individualidad y, sumidas en ser meros objetos a conveniencia del modelo arquetípico que sostienen al jefe, líder o caudillo.
Al mismo tiempo, hay que agregar, que el sentido o carácter gregario del individuo masa en relación con el caudillo, está lleno de piedras en el camino que sustentan la sugestión, junto a una serie de asociaciones, caracteres, identificaciones, enamoramiento del zoon polítikón, animal gregario u horda primitiva, donde juega un papel determinante, la ingenuidad, el carácter pueril, la envidia, la cultura, el adoctrinaje educativo, la filosofía e incluso la religión con caracteres relacionados de manera directa o indirecta en forma de coartada, con la justicia social, que se traduce en aquella enseñanza de Salomón ante la mujer que piensa, si yo pierdo mi hijo, ella también; forma primitiva de pensar del hombre primitivo con ese carácter nada evolucionado, que en sentido gregario, se siente identificado con el caudillo, como padre o jefe de la horda o comunidad primitiva, al que parecieran amar en principio con un amor justo y desinteresado y homosexual ya que el arquetipo de líder mesiánico viene a ser la representación del Ego con múltiples facetas de la psicología.
Mientras que el jefe, caudillo, líder de la manada con todas las características y asociaciones complementarias, tiene una sed insaciable de sometimiento hacia las masas, haciéndose valer de un supuesto magnetismo que dice poseer, provocado por el aparataje de los medios de comunicación, utilizando tal carácter homosexual de paroxismo narcisista como elemento común de la psicología libidinosa de las masas.
Además que, la formación colectiva, forma parte de la patología neurótica que adormece y contagia por medio de los elementos que recrean y consolidan al caudillo o jefe que pretende sustituir y amalgamar la oposición espejo, semejante en el modelo de jefe, caudillo o líder mesiánico de por aquí o por acullá en todas las naciones, sustituidos por otro, sin menoscabo del sistema o médelo tiránico o totalitario sempiterno.
Bajo la influencia constante de todos los marcos de referencias educativos, adoctrinadores del sistema social llamado a veces, a manera de retórica como, justicia social, Estado social de derecho, Estado Benefactor, o benévolo, donde juegan un papel determinantemente, de contagio e hipnotizador para la psicología de las masas, las asociaciones que existen con la religión, el mito del héroe, recreaciones poéticas, impregnada de cultura helénica como ese mismo recuerdo nostálgico del “Chréstos” griego; semejante al Mesías, sólo que éste Chréstos es una especie tótem o fetiche primitivo.
Tales elementos, son los direccionados son los que van incidir en la psicología de las masas primitivas o de hordas en el sentido gregario de la psicología o de «zoon politikón» que nos recuerda Aristóteles, al que proyectan en el caudillo jefe o líder mesiánico una especie de curación, remedio, alivio, protección o fin terapéutico de la enfermedad neurótica que padece la sociedad, provocada por la formación colectivista en toda la cosmovisión filosófica que sustentan al modelo de sociedad colectiva y al status quo de la psicología individual y colectiva dentro de una masa unificada y homogénea en sí misma, soterrada o sumergida en la misma fuente del modelo educativo, filosófico de adoctrinamiento religioso del Estado totalitario con sus trillados evangelios mítico filosóficos totalitarios o colectivista peor que un delirium tremens contra la humanidad y las instituciones naturales del derecho, la justicia que se fundamentan en el cuerpo de doctrina de la libertad natural de las personas.
Tal cosmovisión dialéctica materialista, despierta en la psicología de la masa, un sentimiento que, de manera tierna, homosexual en el varón y enamoramiento en la naturaleza femenina, esa asociación o sentimiento, impregnado de narcisismo con toda clase de sentimientos y libidos en la psiquis de las personas, semejante situación a la de un grupo, secta, comunidad místico religiosa, camaradería, nacionalismo, patoterismo, patriotismo o filosófica religiosa, que reconstruyen siempre un líder mesiánico, un Ego con instinto gregario, hipnotizador, contagiante de todas las inclinaciones y lazos colectivos al que sucumben las masas de forma desinformada y primitiva.
En ese sentido, la psiquis de las masas, enfermas en sentido gregario, adormecidas por el sueño adoctrinador, que se propaga en una atmósfera de ficción, nostalgia, simulación, libido, prestidigitación, santidad, religiosidad, misticismo que se atribuye al jefe o líder de la manada en el que juegan un papel significativo los mass medias, en la manera que fungen como los agentes de adoctrinamiento, hipnotismos con mezclas y ligas de religiosidad, además de la «educación» dentro del sistema o modelo estatista, adoctrinador de tesis conductistas, míticas, que sustentan al caudillo, como un héroe mítico necesario, imprescindible, insustituible que nunca se equivoca y que lo que diga es amén para la psicología neurótica las masas enfermas al que nunca se le consigue el antídoto porque existe intereses que no quieren que se rompa el esquema piramidal con sus paradigmas de esclavitud social.
Albert Geovo