Muchas personas allegadas a mi persona, tanto desde el punto de vista familiar o de amistad me preguntan en cada oportunidad, en la cual por alguna razón nos encontramos qué, ¿cuál es el camino para salir del engendro dictador que llegó al poder para quedarse? La respuesta primaria, es que, indudablemente tiene que existir una fuerza inveterada, que existe en nuestro país, a Dios gracias; producto de nuestro pasado histórico, de nuestras creencias y costumbres arraigadas como una tinta indeleble en nuestra consciencia, por la lucha inquebrantable por nuestra Libertad e independencia heredadas de nuestros ilustres libertadores. Además, la experiencia gestada durante 40 años de democracia, ha dado impulso inquebrantable al pueblo venezolano, en el sentido estricto de la palabra, de no claudicar en el afán de lograr en tiempo y espacio, la recuperación y la integralidad de nuestra democracia perdida.
En segundo lugar, cohesionar en una estructura monolítica todas las fortalezas individuales e institucionales necesarias para blindar la lucha por el rescate de la institucionalidad democrática y su Estado de Derecho. No es fácil alcanzar ese objetivo; fíjese Ud. estimado lector que, tenemos 20 años en una lucha permanente para consagrar esa estructura monolítica y no la hemos podido conseguir. Allí han terminado de pasar un número creciente de dificultades, le hemos dejado esa tarea a los dirigentes políticos y éstos no han podido aunar esfuerzos para alcanzar las metas propuestas por la sociedad. Intereses personales, grupales, societarios, crematísticos y ausencia en muchos casos de “talante democrático”. También, es vital señalar que, el dictador ha aprovechado las debilidades de éstos actores y comprometerlos a anteponer las diferencias entre ellos, a las “desavenencias” que deben tener, necesariamente con el régimen que, por supuesto, son catalogados por la primacía de la realidad como inconmensurables.
Debemos señalar que, en Venezuela se está aplicando idénticamente el modelo aplicado en Cuba; no se han omitido esfuerzos por consolidarlo; se copian estrategias en el campo político y en el campo militar. Los actores participantes están entrenados para el ejercicio gubernamental, por personal traído especialmente para ello y han intervenido a “lo interno” para lograr sus objetivos; hasta cierto modo lo han logrado, pero no han terminado de ejecutarlo en su totalidad. Una de las cosas que lo ha impedido son las realidades; la Cuba de los 60 y 70 era inexpugnable socialmente, era una sociedad que vivía en el oscurantismo, lo que se publicaba de Cuba era controlado por la dictadura; se desdibujaba la realidad para aparentar una fantasía hacia el exterior y en lo interno existía un control absoluto de restricciones de libertades ciudadanas. Hoy, las redes sociales y el internet coadyuvan a limitar los extremismos del régimen y, todo lo que se haga es percibido en el mundo de manera inmediata y las visiones sobre esas “realidades tangibles” son imposibles de poderlas ocultar en la actualidad. Esa gran diferencia es lo que ha impedido que Venezuela no haya sido totalmente penetrada por la experiencia cubana.
Esta propia realidad nuestra nos da la posibilidad de abrir, a pesar de la negativa del régimen y de la utilización de los recursos del Estado, la esperanza para los cambios tangibles que el pueblo requiere para mejorar de manera ostensible la calidad de vida. La idea es en el corto plazo, buscar la manera de “destituirlo”. Maduro no va a dejar su poder voluntariamente. él tiene alrededor de su persona otras con un interés común, principalmente la FANB. Maduro mantiene el poder porque las demás instituciones lo dejan, porque piensan que no hay alternativa, producto de las debilidades opositoras. La CN nos brinda distintas formas de ejecutar esa posibilidad; el Art. 233, es muy claro al respecto: La Renuncia, Destitución, Incapacidad física o mental, Destitución por Insania, Abandono del cargo, y Referéndum Revocatorio (por cierto, se cumplen los lapsos en estos momentos para su aplicación) referido taxativamente en el Art. 72. Hay un grueso sector de la sociedad civil que está interesado en promoverlo. Esperamos con atención.
Es un deber ciudadano, proponer y aprobar de la manera más conveniente una estructura monolítica opositora; enseñarle a la sociedad venezolana en su conjunto y a todo el mundo que existe una oposición fuerte; que sus líderes están dispuestos a “jugárselas” denodadamente e ir a las últimas consecuencias; el pueblo ha perdido la FE en lo electoral y otras. Sí es así, (el pueblo quiere verlos, porque entre ellos hay una pelea intestina de “quítate tú, para ponerme yo” y no para salir del dictador) podemos, si hay resistencia aguda del régimen en la aplicación del 233, buscar la vía que nos conduzca a “derrocar” la dictadura y la tiranía que irrespeta en todo momento la fuerza tangencial de nuestra CN; ejecutando de manera formal todo que se considere estratégicamente que haga falta para lograrlo, un compromiso total a la meta. Si no están listos a dar sus vidas para derrocarlo, por miedo, no lo alcanzarán. La Cobardía de los dirigentes es lo que ha potencializado al dictador en el poder; apoyo internacional lo hay de manera real y efectiva, falta la fortaleza y la voluntad interna para producir el cambio anhelado. Así ocurrió el 23 de enero de 1958. La estrategia para lograr esto está basado en desenmascararlo, de convencer a todo el mundo que no tiene legitimidad que está en el poder por fraude electoral y constitucional en plenitud. Eso se hace a través de demostraciones “pacíficas”, donde la oposición encabece una gran movilización social con un mensaje contundente para decirle al REGIMEN que el pueblo se cansó y no lo quiere y pide su SALIDA del gobierno de manera inmediata. Ese llamado contundente del pueblo generará imágenes para los medios de comunicación, nacionales e internacionales de inmediato y así veremos el pronunciamiento automático de la sociedad democrática mundial. Una estrategia similar se hizo en Ucrania, Polonia y otros (con un poderío militar y político demasiado grande) y los resultados fueron los esperados.
Esa estructura monolítica opositora, tendrá que preparar integralmente al pueblo para salir a las calles de manera pacífica, pero con un discurso “único de objetivos y metas” por alcanzar, tendremos que regresar a los años 2016, 2017 y 2018 pero con una estrategia distinta sin guarimbas y nada que se relacione con violencia; llenando las grandes avenidas o parques. Si el gobierno lo permite, es más fácil cumplir lo planificado; sabemos que no va a ser así y es ahí donde debemos con mayor fortaleza cumplir con las movilizaciones ya planificadas. Tenemos que demostrarle al régimen la RESISTENCIA que el pueblo tiene hacia el régimen y es obligatorio darlo a conocer al mundo: imágenes, vídeos; funcionabilidad total y absoluta de las redes sociales. Como es una movilización totalmente pacífica, los más débiles, los que más sufren deben estar presentes en ella, niños, ancianos, pensionados.
Por otra parte, la C.P.I. y otros organismos de DDHH estarán pendiente de lo que allí ocurra; si hay represión la táctica será de generar fotos, vídeos de la represión, sobre todo aquella que deviene de soldados contra civiles y la de los colectivos. Los soldados deben jugar su papel también: recuerda que muchos de ellos también están contra el dictador, sufren como el pueblo las penurias causadas por la filosofía de acción del régimen Hambre, Miseria y Muerte. Ellos son pueblos y también tenemos que abordarlos con inteligencia, con creatividad democrática y sumarlos al cambio, a la esperanza por una mejor calidad de vida. La historia en su diacronía inteligente ha demostrado que con una movilización bien dirigida y bien estructurada NO hay ejército que lo pueda detener. Los soldados de nuestra FAN pueden jugar un rol protagónico en el logro de los resultados por alcanzar.
Sin embargo, las fuerzas armadas tienen un papel final y ahí no está Padrino López; ese señor es parte del proceso, está inmiscuido en el caos causado a nuestro pueblo. Pero no todos los militares lo están, muchos, pero muchos, más de los que pensamos si están dispuestos y están mejor preparados para sacar el dictador con fuerza, si es necesario. No queremos un golpe militar, sino la salida pacífica del dictador. Esto es posible “si y solo si” logramos la formación y/o creación de una “estructura monolítica de la oposición”. Trabajemos por ella, el pueblo lo reclama con URGENCIA a sus dirigentes.
Marlon S Jiménez García
@marjimgar