El nuevo hombre fuerte del Ejército de Burkina Faso, Paul-Henri Sandaogo Damiba, quien dirigió el golpe de Estado el pasado 24 de enero, fue declarado presidente del país por el máximo órgano constitucional, según informaron fuentes judiciales este 10 de febrero.
Como jefe de Estado y jefe supremo de las Fuerzas Armadas de Burkina Faso asume el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, tras el golpe de Estado que perpetró el pasado 24 de enero.
El militar fue confirmado en su nueva posición por parte del Consejo Constitucional, ahora también en manos del Ejército.
Los soldados liderados por Damiba expulsaron al presidente electo del país, Roch Marc Christian Kaboré, quien se había enfrentado a una ola de ira pública por su gestión ante una insurgencia yihadista sangrienta.
Está previsto que el nuevo hombre fuerte de Burkina Faso preste juramento ante el Constitucional pronto, aunque la fecha exacta no ha sido divulgada, según indicaron fuentes judiciales a la agencia AFP.
El anuncio confirma las intenciones de la junta militar que el pasado 31 de enero informó que Damiba sería designado para un mandato de transición y que estaría trabajando en su nuevo rol junto a dos vicepresidentes. Pero el asunto clave sobre una convocatoria a elecciones sigue sin resolverse.
Incertidumbre sobre el traspaso del poder a un Gobierno civil
Horas después del golpe de Estado, el Ejército prometió restablecer el “orden constitucional” en un “plazo razonable”.
También se desconoce por cuánto tiempo se extendería el supuesto periodo transitorio de Damiba en el Ejecutivo.
En medio de la presión de otras naciones de la región para un retorno a la democracia, la semana pasada la institución castrense revocó la suspensión de la Constitución, como había planteado, y eliminó el toque de queda nocturno.
El país ha sido suspendido del bloque de África Occidental ECOWAS, aunque de momento no han sido emitidas sanciones económicas. El bloque ya impuso medidas contra Malí, otra nación que sufrió un golpe de Estado, luego de que los nuevos dirigentes de la nación decidieran retrasar las elecciones.
Sin embargo, los analistas señalan que en Burkina Faso las sanciones deben evaluarse de forma cuidadosa para evitar mayores daños a la seguridad y estabilidad de la región.
La frustración por el frecuente asesinato de ciudadanos y soldados por parte de extremistas con vínculos con el Estado Islámico y Al-Qaeda, fue la justificación de los militares para derrocar a Kaboré.
El Ejército subrayó que ha sufrido decenas de pérdidas humanas desde que comenzó la violencia extremista en 2016.
El miércoles 9 de febrero, el Consejo de Seguridad de la ONU expresó su «seria preocupación» por el «cambio de gobierno inconstitucional» en Burkina Faso, pero optó por no describirlo como un golpe militar o incluso condenarlo rotundamente.
Con información de France24 / AFP / AP