Desde hace más de 100 años en nuestra región se extrae la base fundamental de la energía mundial, lo cual trajo años de estabilidad y riqueza inmensurable a los venezolanos.
Con el tiempo se profundizaron las perversiones que crean las riquezas cuando son heredadas y no construidas con el esfuerzo y sacrificio, esto fue generando un clima de insatisfacción e incertidumbre en la población, convirtiendo un caldo de cultivo perfecto para la aparición del discurso populista de pretender ser ricos de cuna, por el solo hecho de nacer en una nación petrolera.
Se levantó un desprecio hacia la clase política venezolana que tal vez se había aburguesado, la anti política hizo su trabajo de despertar un alto desprecio de parte de la sociedad hacia los partidos políticos que compartían y disputaban el poder.
Todo esto en el marco de una nación que avanzaba en la aplicación de la tecnología para el desarrollo petrolero.
Esto permitió al estado Zulia, convertirse en la puerta de entrada para el desarrollo y la prosperidad de Venezuela. Las principales transnacionales llegaron y trajeron consigo su voluntad de trabajo. De esta manera, llegamos a ser el estado con la primera refinería comercial de Latinoamérica y con una de las plantas hidroeléctricas más importantes de la nación.
Generábamos combustible para nuestra región y cubríamos buena parte de la demanda nacional e incluso aportábamos al país vecino (Colombia) para la posterior importación, llegando a la cifra récord en los 80’s de tres millones de barriles de petróleo diarios.
Luego a partir de una serie de medidas erradas y el despilfarro de la riqueza que producía nuestra industria petrolera, nos encontramos ante quizás, el más grave padecimiento en materia energética para nuestra región.
Colas de días en las regiones foráneas a la zona metropolitana de Maracaibo, en plena capital colas de vehículos de hasta 12 horas afectan el desempeño de la productividad.
Nuestras refinerías se han convertido en grandes monumentos a la ineficiencia y la corrupción, nuestro parque eólico sin generar un solo kilovatio de electricidad, lo que fuera la principal hidroeléctrica siendo canibalizada ante la mirada complaciente de las autoridades nacionales.
A todas estas, el mundo sigue avanzando en cuanto a la generación de energía alternativa y sostenible, mientras que las sanciones se han convertido en la excusa perfecta del gobierno nacional para no ocuparse de la problemática que padece nuestra región.
Es hora de replantearnos si de verdad debemos seguir ese camino, por mi parte, soy optimista en cuanto la posibilidad de aprovechar el potencial que tiene nuestro estado, para impulsar nuestros recursos naturales de manera responsable para generar no sólo la autosuficiencia energética sino también aportar a gran parte del país.
Tenemos todo para volver a ser el motor del desarrollo nacional que nos permita pasar de ser un estado petrolero sin petróleo al estado con el mejor margen en cuanto a generación de energía con disminución del impacto ambiental.
Legislador del estado Zulia.