El gobierno de Nicolás Maduro liberó este martes al menos a dos estadounidenses encarcelados, dijeron a The New York Times un funcionario estadounidense y defensores de los derechos humanos venezolanos, un posible punto de inflexión en la relación de la administración de Joe Biden con el aliado más incondicional de Rusia en el hemisferio occidental.
Los hombres liberados están identificados como Gustavo Adolfo Cárdenas, un ejecutivo de Citgo, la filial estadounidense de la compañía petrolera estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), detenido en 2017, y Jorge Alberto Fernández, un turista cubanoamericano acusado de terrorismo por volar un dron en Venezuela en febrero de 2021.
Al menos otros ocho ciudadanos estadounidenses siguen encarcelados en Caracas por cargos que van desde malversación de fondos hasta terrorismo.
Funcionarios estadounidenses dijeron que la liberación de prisioneros no formaba parte de un acuerdo con Venezuela para reiniciar las ventas de petróleo a Estados Unidos, prohibidas por la administración Trump. Durante semanas, los empresarios estadounidenses que han trabajado en Venezuela han tenido discusiones informales sobre la reanudación del comercio de petróleo de Estados Unidos con Venezuela.
Destacados miembros del Congreso también se han manifestado contra cualquier intento de descongelar las relaciones con Maduro, cuyo gobierno está acusado por las Naciones Unidas de violaciones sistemáticas de los derechos humanos.
“Nicolás Maduro es un cáncer para nuestro hemisferio y no deberíamos insuflar nueva vida a su reinado de tortura y asesinato”, dijo el lunes en un comunicado el senador Bob Menéndez, demócrata de Nueva Jersey que encabeza el Comité de Relaciones Exteriores.
Las familias de los ejecutivos y sus abogados han dicho que los hombres, conocidos como los seis de Citgo, son inocentes y que fueron atraídos a Caracas para ser utilizados por Maduro como peones en sus negociaciones con Estados Unidos.
El trato de Venezuela a los ejecutivos varió a medida que las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela se calentaron y enfriaron. A veces los detenidos estaban en prisión, otras veces en arresto domiciliario. Desde el año pasado, están recluidos en una celda individual en la prisión subterránea de la policía secreta de Venezuela, donde Naciones Unidas ha documentado irregularidades y abusos contra los derechos humanos en el caso de al menos uno de ellos.
Con información de Versión Final.