Rodolfo Hernández, el independiente que aspira a ‘abofetear’ la corrupción en Colombia

Sin partidos políticos tradicionales y con una fortuna forjada como empresario del sector inmobiliario, Rodolfo Hernández aspira a ser el primer presidente independiente en Colombia, en décadas. Su mayor enfoque está en la erradicación de la corrupción y algunos logros como alcalde de la ciudad de Bucaramanga lo respaldan, aunque también lo acompaña la polémica en esa materia y las críticas a su marcado carácter populista. ‘El ingeniero’ se muestra como la «alternativa a la polarización».

Sin pelos en la lengua y ‘outsider’ de la política tradicional. Rodolfo Hernández asciende como una sorpresa electoral con posibilidades de ganar la Presidencia de Colombia. Pero su impulso entre el electorado estaría en su gestión y representación contra males de vieja data: la corrupción y los extremismos políticos, que han colmado la paciencia de miles de ciudadanos.

“Abuelito”, lo llaman algunos. Tierno o gruñon, según de dónde provenga la mirada. Entre sonrisas y un característico lenguaje frontal, a Hernández no le ha temblado la voz, ni la mano, para mostrar sus rechazos. La bofetada a un concejal está entre sus mayores escándalos.

“Hay que sacar a los políticos corruptos a patadas”, “nadie está por encima de la ley”, “son una fábrica de hacer chinitos pobres”, en referencia a las tasas de natalidad de las migrantes venezolanas en Bucaramanga, ciudad de la que fue alcalde, son algunas de las polémicas declaraciones del empresario y político que calaron entre simpatizantes y críticos.

Su figura ha ido creciendo en intención de voto en las últimas semanas según las encuestas, todo ello a pesar de algunos desplantes, como el no querer participar en los debates electorales con otros candidatos. Sus detractores rechazan la simplicidad de muchos de sus mensajes, pero quizá esa característica sea una de las claves de su éxito entre la clase media y baja de Colombia.

Con 77 años es el candidato de mayor edad en las elecciones presidenciales y de experiencia política relativamente reciente. Y es que la mayor parte de su vida ha estado dedicada a su profesión como ingeniero civil, con la que entró al mercado inmobiliario y construyó su fortuna, según reconoce, de alrededor de 100 millones de dólares. Fondos con los que en 2015 financió su candidatura a la Alcaldía de Bucaramanga, capital del departamento de Santander, en el oriente colombiano y quinta en importancia en el país.

Fue a partir de ese cargo que se abrió camino en la política, con un fuerte discurso contra la corrupción. ‘El ingeniero’, como es conocido, recibió la Administración local con un déficit de tesorería de $237 mil millones de pesos, unos 60.000 millones de dólares, y logró disminuir la cifra a $0 al finalizar su mandato.

Sin embargo, no alcanzó a culminarlo rodeado de polémica, incluidas acusaciones de presunta corrupción que él rechaza y atañe a persecución de una élite política tradicional que se vio afectada por sus acciones contra ese flagelo.

De ese mal ha hecho su bandera de campaña y tras su experiencia, espera trasladar la gestión contra ese delito de una ciudad a todo un país.

De hijo de familia campesina a exitoso empresario y exalcalde

Proviene de una familia campesina del municipio de Piedecuesta, a unos 20 kilómetros de la también llamada ‘Ciudad de los Parques’, que más tarde dirigiría.

“Soy hijo de la educación pública”, ha dicho en referencia a toda su formación académica, razón por la que en su juventud se trasladó a Bogotá, la capital del país, donde obtuvo su grado profesional, en la Universidad Nacional.

En la década de los 90, cuando Colombia atravesaba por una crisis en el sector de la construcción, inició su exitosa carrera como empresario. Edificó viviendas de interés social, que financiaba desde su compañía que funcionaba como constructora y banco al mismo tiempo.

“No necesito plata porque esa ya la trabajé. Lo que quiero es devolver a los colombianos un poco de lo que me han dado”, ha reiterado en múltiples intervenciones públicas.

En enero de 2016, se posesionó como Alcalde de Bucaramanga, tras imponerse ante un candidato del Partido Liberal. Fue la primera vez que ganó a un representante de una élite política tradicional. La misma hazaña que espera repetir en la carrera por la Casa de Nariño.

En 2018, cuando eran conocidos sus recortes en gastos en la Administración local, protagonizó un acalorado encuentro que quedó grabado en video. El entonces alcalde propinó un golpe en la cara al concejal John Claro, quien llegó a su oficina y lo acusó de supuestos hechos de corrupción. “Este fue un montaje del concejal y caí”, afirmó entonces.

Por esta situación, el líder político enfrentó una inhabilitación de ocho meses, pero ahora, asegura, no se arrepiente. “Bien hecho. No me arrepiento porque fue un saboteador. Él también fue con violencia. Lo que pasa es que ustedes no saben la antesala de esa acción mía. ¿Qué me hubiera podido ahorrar eso?, sí, pido mil excusas. Pero él fue un saboteador”, expresó este mes de mayo en una entrevista con la televisión local.

Desde 2021, Hernández intenta dar el salto de la política regional al escenario nacional, para lo que lidera el movimiento recién formado Liga de Gobernadores Anticorrupción. Y una vez más, financia su campaña política con fondos propios.

Según un reciente informe del Consejo Nacional Electoral, al que los candidatos presidenciales deben mostrar la financiación de sus campañas, los ingresos en total para su cruzada electoral suman alrededor de 1.000 millones de dólares. De ellos, el aspirante presidencial y su esposa Socorro Oliveros han financiado cerca de 35.000 dólares. El resto proviene de créditos bancarios.

Hernández la califica como una campaña austera, frente a los 19.402.200.000 millones de pesos, alrededor de 5.000 millones de dólares, declarados por el favorito de las encuestas Gustavo Petro, y a quien el empresario podría enfrentarse en segunda vuelta, según los mismos sondeos.

La tragedia del secuestro

El líder también ha sido víctima del conflicto interno colombiano. Su padre fue secuestrado por la entonces guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Aunque Hernández pagó ese rescate, años más tarde el drama se repetiría y esta vez la víctima no saldría para contarlo.

Diez años después, en 2004, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) raptó a su hija Juliana. Desde entonces, nada se sabe de ella y Hernández asume que la asesinaron como describió en medio de lágrimas y con voz entrecortada en una entrevista que ofreció hace pocas semanas.

Aún así, un acuerdo de paz con el ELN, similar al que firmó el expresidente Juan Manuel Santos con las FARC, está entre sus principales propuestas de Gobierno.

¿Héroe anticorrupción o espejismo?, los hechos de Rodolfo Hernández frente al flagelo

¿Les parece poco? Ha respondido Hernández cuando le cuestionan que su principal enfoque esté dirigido contra la corrupción. Y es que en un país donde el 80% de los ciudadanos considera que ese es el mayor problema y agujero negro no ha de extrañar que miles se hayan unido a su favor.

Rodolfo Hernández culminó su periodo en la Alcaldía con una aprobación ciudadana del 84%. Desde que resultó elegido dio rienda suelta al recorte de gastos en la Administración pública que a su parecer eran “innecesarios”.

Durante su periodo redujo el gasto de la ciudad en 30.000 millones de pesos. Además, tras recibir un déficit de 237.000 millones de pesos, cerca de 60.000 millones de dólares, lo disminuyó a cero para cuando terminó el cargo.

Asimismo, dejó un superávit de 48.000 millones de pesos, unos 12.000 millones de dólares, es decir subió la cantidad de ingresos con respecto a los gastos.

Pero no todo ha sido logros. Hernández es también el único candidato presidencial que tiene una investigación abierta en su contra, precisamente por supuestos hechos de corrupción.

Desde abril de 2018, la Procuraduría inició una pesquisa por las presuntas irregularidades en un contrato avaluado en 750.000 millones de pesos, más de 190 millones de dólares, para el manejo de residuos sólidos, conocido como el caso Vitalogic. Firma que habría intentado favorecer.

Actualmente Hernández enfrenta un proceso por este caso, aunque insiste en que es inocente. “No me metieron solo ese, me metieron 200 procesos de investigación. ¿Cuál era el objetivo?: sacarme de la Alcaldía. De allá no me robé un solo peso; al contrario, todo el salario que me pagó la ciudadanía se lo entregué a diferentes programas que involucran a los jóvenes. Pura paja. Tengo la conciencia tranquila. Llevan cinco años acusándome y nunca tienen suficientes pruebas y terminan postergando la audiencia”, dijo el exmandatario regional en referencia a los procesos que ha enfrentado desde que asumió la Alcaldía de Bucaramanga.

Hernández no culminó todo su tiempo como mandatario local. Cuando faltaban tres meses para concluir, renunció debido a que una vez más la Procuraduría le abría un proceso por su presunta participación en política a favor del entonces candidato y actual alcalde Juan Carlos Cárdenas.

Las propuestas de Rodolfo Hernández

Por un lado, retoma ideas progresistas que recuerdan al popular expresidente de Uruguay José ‘Pepe’ Mujica, con propuestas como legalizar el consumo recreativo de marihuana y replantear la lucha antidroga a nivel global.

Por otra parte, coincide con la izquierda en cuestionar el impacto en los bolsillos de los trabajadores locales que generan los tratados de libre comercio, especialmente sobre la agricultura colombiana. Con la mirada puesta en ello, en su plan está frenar la importación de alimentos que se producen en Colombia.

Y por supuesto, no ha de sorprender que su programa de Gobierno contenga medidas para mitigar la corrupción. Entre ellas, hacer “grandes recortes presupuestales” en asuntos en los que considera que se pierden grandes sumas de dinero. Plantea dejar de usar aviones y helicópteros presidenciales, cerrar algunas embajadas, reducir salarios de funcionarios públicos y retirarles a los congresistas los vehículos oficiales.

También ha asegurado que en caso de ganar los comicios donará su salario como presidente, algo que ya hizo como alcalde de Bucaramanga.

Cuestionado o exaltado, Hernández ha sabido irrumpir en una contienda que podría hacer historia en un país donde los votantes no recuerdan un presidente que haya llegado al poder fuera de los partidos políticos tradicionales. Un eventual coletazo a la polarización entre la derecha y la izquierda, que ha dividido a millones de colombianos, como lo demostraron las votaciones para el Acuerdo de Paz de 2016 y las pasadas elecciones presidenciales de 2018.

Fuente: France24

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