La viruela del mono, una amenaza creciente en Perú

El hospital limeño Cayetano Heredia ha pasado de diagnosticar uno o dos casos de viruela del mono al día a una decena diaria en apenas dos semanas, una realidad que ubica a Perú en los primeros puestos a nivel mundial de contagios por millón de habitantes y en el que la sombra de la covid-19 sigue pesando.

El país andino acumula más de 1.300 casos oficiales de viruela del mono, según el último reporte oficial, si bien la mayoría de ellos están concentrados, por ahora, en Lima.

En paralelo, un halo de estigmatización y vergüenza envuelve a este virus que tiene el riesgo de multiplicarse con gran rapidez en Perú si no se toman medidas para su prevención que incidan en la población objetivo, según diversos expertos.

El director ejecutivo de Vigilancia en Salud Pública del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), César Munayco, explicó a Efe que Perú está en el escenario dos de la propagación de la enfermedad, en el que hay transmisión del virus pero enfocada a un solo grupo, en este caso la población HSH (hombres que tienen sexo con otros hombres).

POBLACIÓN LGTBI AFECTADA

«Esta enfermedad ha aparecido en la población HSH y es donde se ha empezado a diseminar, pero no es una enfermedad gay que afecte a un solo grupo de personas, sino que puede afectar a todos», señaló el doctor de medicina interna e infectólogo en el hospital Cayetano Heredia Leslie Soto, respecto a las noticias falsas que se han difundido sobre el virus.

Los expertos consultados coincidieron en que los focos de contagio están muy concentrados en lugares de socialización donde coinciden hombres que tienen sexo con otros hombres como cuartos oscuros o saunas, sobre todo en Lima, donde se acumula el 82 % de los casos.

«No es todo el grupo HSH (el afectado), hay una heterogeneidad, básicamente son aquellas personas que tienen múltiples parejas sexuales que tienen encuentros casuales o encuentros en bares, discotecas o a través de las redes», indicó Munayco.

Y es que la estigmatización de este virus ha creado una mezcla de pudor, indiferencia y temor que está haciendo que apenas hable de este: «El miedo a estigmatizar es parte del problema», declaró a Efe el epidemiólogo Antonio Quispe, al afirmar que es necesario informar más a la comunidad gay de los riesgos y precauciones para protegerla.

Esta vergüenza se respira en el hospital Cayetano Heredia, donde hay una puerta diferente por la que entran los pacientes que sospechan estar contagiados.

En una sala de espera, Efe constató cómo un joven aguardaba su diagnóstico tapado con capucha y mascarilla ocultando su rostro, pero dejando ver su mano, donde se apreciaban erupciones.

El doctor Soto indicó que, para diagnosticar la enfermedad, realizan una prueba de sangre, un hisopado nasal, una muestra del líquido de las erupciones y una costra. Con estos cuatro indicios, el resultado llega en 24 horas, a partir de ahí el paciente debe permanecer en aislamiento, ya sea en su domicilio o, según su condición, hospitalizados o en los boxes de aislamiento.

Daniel, joven de 24 años y estudiante de Publicidad, lleva cinco días en uno de estos cubículos y comentó a Efe que sentía molestias en las manos, donde tiene decenas de pequeñas ampollas, que los antibióticos lo dejan muy cansado y que, a nivel psicológico, estaba «siendo muy duro», puesto que aún le quedan varios días más de aislamiento total.

Aunque la viruela del mono tiene un índice muy bajo de mortalidad, esta enfermedad se puede complicar cuando el paciente sufre sida y no sigue su tratamiento, ya sea porque lo ha abandonado o porque no sabe que padece.

«Son pacientes que tienen más posibilidades de hospitalizarse y que surjan graves complicaciones», explica Soto.

Según apostilla Muncayo, cerca del 70 % de los pacientes con viruela del mono en Perú, tienen también virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

MEDIDAS MIENTRAS SE ESPERAN LAS VACUNAS

Una de las formas para combatir este virus es la aplicación de vacunas, pero la compra de estas dosis la está negociando la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y se calcula que llegarán a Perú 9.000 vacunas que irán destinadas a la población con más riesgo, que según Muncayo tienen controlada gracias a la información de personas con VIH en el país.

Hasta que estas lleguen, los expertos coinciden que la información y prevención temprana de casos es primordial para reducir la cadena de casos, especialmente en la población donde hay más contagio.

Quispe explicó que se debe destinar mayor presupuesto en comunicación e investigación y que la información debe ir dirigida a la población específica, mediante redes sociales, líderes de organizaciones o personas influyentes, pero aseguró que «muy pocos se atreven» y que estas campañas deben estar hechas «con la comunidad y no para ella».

Entre tanto, el número de casos no para de crecer y Perú, que ya se convirtió en el país con la tasa de mortalidad más alta del mundo por covid-19, teme que pueda producirse un gran brote.

Con información de Agencia EFE

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