Un juez forense británico dictaminó este viernes que el contenido de diversas redes sociales jugó un papel relevante en la muerte de una adolescente de 14 años que se quitó su propia vida en 2017.
Molly Russell, que utilizaba aplicaciones como Instagram y Pinterest, sufrió «efectos negativos a raíz del contenido» que recibía a través de internet, determinó el juez forense Andrew Walker.
La adolescente tuvo acceso a imágenes, vídeos y textos relacionados «con las autolesiones, el suicidio» y otros contenidos «de naturaleza negativa o depresiva», según las conclusiones de la investigación sobre su muerte.
Ese material «no era seguro» y «no debería haber estado a disposición de una niña», sostuvo.
Entre las cerca de 16.300 publicaciones en redes sociales que Molly guardó o compartió durante los seis meses previos a su muerte, 2.100 estaban relacionados con la depresión y las autolesiones, ha revelado la investigación.
Durante las pesquisas, salieron asimismo a la luz correos electrónicos que la adolescente recibía en su buzón con titulares como «Diez publicaciones sobre depresión que podrían gustarte» y «nuevas ideas para ti sobre depresión».
El juez forense subrayó asimismo que Molly escribió en diversas ocasiones a celebridades en las redes sociales en busca de ayuda, «sin ser consciente de que había pocas posibilidades de recibir respuesta».
Una portavoz de Meta, propietaria de Instagram, afirmó en un comunicado tras conocerse las conclusiones de la investigación que la firma está comprometida con asegurar que la red social «aporta una experiencia positiva para todos, particularmente a los adolescentes», y que «analizará con atención el informe» del juez.
Una directiva de Pinterest admitió por su parte durante la investigación que la plataforma mostró contenido inapropiado a la adolescente y que «no era segura» para ella en 2017.
Con información de Agencia EFE