La coordinadora de la organización política Vente Venezuela, María Corina Machado, conversó con TalCual sobre diversos temas, entre ellos los recientes señalamientos hacia ella hechos por el mandatario Nicolás Maduro de que su posible candidatura presidencial es una «amenaza social».
En 2012, Machado compitió por la nominación presidencial en las primarias que organizó la Mesa de la Unidad Democrática donde obtuvo el tercer lugar, con 3,7 % de los votos. Una década más tarde, afirma que las primarias en preparación representan una oportunidad para la unión de las fuerzas opositoras y que ella vencerá en el proceso.
Considera que quienes están en el poder van entendiendo que la situación del país ha cambiado y necesitan analizar el entorno, adaptarse y buscar la forma en la cual le harían frente a sus rivales políticos.
Sostiene que hay que privatizar algunas compañías del Estado, sobre todo las que brindan energía al país, con el fin de optimizarlas para facilitar la reactivación de la industria.
—¿Cuál es la radiografía que usted hace sobre la situación actual en Venezuela?
—Es muy doloroso. Solamente con imaginarse lo que siente una persona para tomar la decisión de lanzarse al Darién, sabiendo lo que le espera, es imaginarse lo que puede ser la vida aquí. Yo hablé con personas que lo han hecho —algunas viviendo experiencias que no puedo ni relatar de lo brutal que es— y dicen: María Corina, yo lo volvería a hacer. Qué es lo que realmente está pasando en el país que se le trata de poner toda esta fachada de normalidad y de resignación, cuando en el fondo hay una realidad muy cruel, muy dolorosa, que afecta a más de 90 % del país.
Me aterra ver cómo hay gente que por la calle del medio te dice: Es que este es un país en el que hay que pensar en los cinco millones que tienen capacidad de consumo. ¿Tú estás borrando de un plumazo a 25 millones de venezolanos que están aquí?
Creo que esta dinámica ha sido diseñada desde el régimen para que baje toda la presión interna y externa para su salida y mantener su statu quo en el poder, así eso implique la desaparición de Venezuela. También veo una enorme oportunidad para parar esta tragedia y que implique el desplazamiento del sistema, que es mucho más que el régimen y el inicio de reconstrucción de una república.
—¿Cómo pueden conciliarse las opiniones de tantos sectores polarizados para construir la república que tanto menciona?
—Se habla mucho de la polarización, ¿entre quienes? O de la reconciliación, ¿entre quienes? Yo no veo un país enfrentado.
—¿Quizás ideológicamente?
—La gente está pidiendo quiero vivir con dignidad, decidir mi futuro, dónde trabajo, en qué moneda ahorro, cómo educo a mis chamos, ver en la televisión el canal que me dé la gana, comprar lo que me da la gana, cuando me dé la gana con mi trabajo. Creo que hay un acuerdo enorme: el fracaso del Estado todopoderoso y del socialismo es monumental. Hoy ni los sectores del país que puedan seguir cercanos al chavismo o al madurismo pueden defenderlo ni quieren que este esquema de socialismo y de dependencia permanezca.
¿La gente acepta la caja CLAP? Claro que tiene que aceptar la caja CLAP porque no tiene otra forma de subsistir, pero eso no es vida. Ves las protestas y está desde el trabajador petrolero vestido de rojo o inscrito en el PSUV como el que lo ha enfrentado toda la vida.
Por eso, al régimen le conviene transmitir la idea de un país polarizado y que un cambio político significaría caos o guerra civil y eso es totalmente falso. El caos es esto que tenemos hoy. Un país donde no hay instituciones.
Es que han entregado hasta el territorio ¿Cuántos venezolanos viven en territorio venezolano donde no hay ni la más mínima expresión del Estado? Y que el control no solamente territorial, sino económico y social lo ejercen redes criminales. Allá en el municipio Urdaneta, en el estado Táchira, no se vende una gallina sin que lo autorice el comandante del ELN. Estamos enfrentando la disolución de la nación, ya no la república, que creo que la perdimos.
—¿Y cómo se puede concatenar con esta iniciativa de Estados Unidos de tener conversaciones con la administración de Nicolás Maduro, que de alguna forma abre un canal directo entre Washington-Caracas y elimina la posibilidad de dialogar en México?
—No quiero especular porque no tengo toda la información a mano. Voy a referirme a las declaraciones públicas y veo que algunos voceros de la administración Biden insisten en la importancia de sentarse en México. Es más, dicen que condicionarían levantar las sanciones o darle licencias a Chevron para que se sienten en México. Es evidente que hace meses hay unos canales que han estado en conversaciones para lograr lo que yo creo es un interés particular y personal para el régimen, que fue la liberación de dos personas con sentencia por narcotráfico. Esto fue una señal muy dañina para la lucha por la libertad de Venezuela.
Sin lugar a dudas, Estados Unidos es uno de nuestros principales aliados —por la naturaleza, digamos criminal e internacional del conflicto que se está dando en Venezuela—, pero EEUU también transmite debilidad porque no tienen otros mecanismos para preservar o conseguir la libertad de sus connacionales sin necesidad de ir contra una decisión de su propio sistema judicial.
—Usted mencionaba que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, era un «elemento disruptivo» en esta nueva configuración política desde su llegada al poder. Incluso, el canciller Leyva decía que ayudaban de «varias maneras» a Venezuela y EEUU a establecer los canales diplomáticos. ¿Cuál es el papel de Colombia ahora, después de haber sido aliado de la oposición?
—Creo que frente a Maduro no es guabinoso ni vacilante. Ha sido un apoyo frontal y obviamente creo que no es bueno para los venezolanos y tampoco para Colombia. Al final veremos si realmente la administración de Petro va a buscar el desmantelamiento de la estructura criminal guerrillera que usa y vive en territorio venezolano. Se habla de más de 5.000 miembros del ELN en territorio venezolano, que han recibido una cantidad de servicios logísticos por parte del régimen de Maduro, o sea, son aliados de Maduro. Creo que esto es público y notorio ¿no? Y los miembros de nuestra Fuerza Armada que le ha tocado enfrentar o que han sido asesinados por el ELN, como ocurrió en Apure el año pasado o con las minas antipersonales que han colocado en diversas partes del Zulia. ¿Qué quiere realmente el gobierno de Petro? No lo tengo claro.
—¿Y estos diálogos con el ELN en los que Venezuela es garante?
—Precisamente, ¿garante de qué? Cuando habla Maduro está hablando el ELN y a eso me refería. Maduro busca, con todo este tema de la negociación y los diálogos, lavarse la cara desesperadamente, necesita legitimidad después del golpe que representó el tercer informe de la Misión de Determinación de hechos porque, además, no solamente es que hay crímenes de lesa humanidad, es que dice explícitamente: Maduro es el artífice de toda una operación en su diseño, ejecución y mantenimiento. Eso nunca ha pasado con un Jefe de Estado de este hemisferio.
—De hecho, no quedó en el Consejo de Derechos Humanos…
—Eso fue el remate. Maduro desesperadamente está buscando legitimidad y esta dinámica con el ELN busca que le otorgue un estatus de garante, de una persona necesaria, cuando en el fondo lo que existe es un gran riesgo y un gran desafío para las instituciones colombianas. Toda esta zona (señala en el mapa de Venezuela las zonas fronterizas desde el Zulia hasta el Amazonas) es gris, no hay presencia del Estado. Mi preocupación es que venga una enorme presión para ampliar esa zona gris hacia dentro de Colombia.
—El regreso de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) que promueve el presidente Petro y a la misma OEA, ¿no sería un contrasentido si está apoyando a Maduro? Sería regresar a la OEA y a la CAN de donde Maduro quiso salir.
—Todo lo contrario. Creo que es parte del proceso de legitimación de Maduro que ha sido aislado de estos espacios porque es tóxico. Maduro es un criminal de lesa humanidad. Pregúntale al propio (presidente de Chile, Gabriel) Boric. Creo que Petro le está haciendo un trabajo de relaciones públicas. ¿A cambio de qué?
El regreso al camino del voto
María Corina Machado habla de las alianzas partidistas como un camino que debe retomarse, a pesar de las «diferencias doctrinarias y más allá de la militancia política». Cuando se trata de sus aspiraciones como candidata presidencial, Machado no se detiene en medias tintas: se ve como vencedora.
—¿Cómo está su relación con los otros sectores de la oposición, el G4 y el gobierno interino?
—Hay gente que respeto, incluso aprecio en todas las organizaciones políticas de Venezuela y muchos me buscan. Lo hicieron antes cuando estaba en la Asamblea y creamos la Movida Parlamentaria, así que tengo relaciones con estas personas permanentemente. Está pasando una cosa muy hermosa, porque mucha gente de estas organizaciones están profundamente decepcionadas con sus respectivas dirigencias, ¿no? Se acercan y dicen cónchale, tenemos que construir una alianza de los venezolanos de bien, de los que queremos lo mismo, aunque tengamos distintas ideas. En lo doctrinario, aunque hayamos tenido diferencias y pleitos en el pasado, creo que se está construyendo esa aproximación. Estamos frente a un momento crucial y una oportunidad única. Esto para mí es una lucha existencial.
—¿Las primarias son una oportunidad de ese encuentro entre militancias para hacer un movimiento fuerte?
—Y para desplazar a aquellos que han fracasado. Es una oportunidad de lograr varias cosas y depende de cómo sean las primarias. Lo que la gente quiere es que no sea un proceso cooptado por los partidos, sino genuinamente abierto de la sociedad civil, lo que permitiría reconectar a una mayoría que no está resignada, pero que se siente profundamente decepcionada, traicionada con lo que ha ocurrido.
También creo que permitiría eso que tú llamas la coordinación entre todos los actores que queremos lo mismo: sacar al régimen y no convivir con él. Mucha gente públicamente ha dicho: miren, aquí no hay nada que hacer. Hay que mantener el status quo, déjame ver cómo me acomodo. Y en eso hay que ser honestos y decirlo.
Las primarias dan una oportunidad de organización espectacular para la lucha y de visibilizar a una mayoría que está harta de esto. Y nos da la oportunidad de una nueva interlocución hacia los actores internacionales que también han perdido la confianza, por las razones que todos conocemos con la actual dirección política. Si se logran todas estas cosas, para el régimen, estas primarias son una gran amenaza y va a hacer todo para impedirlo.
Con información de La Verdad.