Ya está. En el club de sus amores estaban deseando que se marchara y ya se ha ido. Enhorabuena a los premiados. Gerard Piqué no volverá a jugar en el Camp Nou y entra en la leyenda y en el entorno. Porque el ‘volveré’ mirando al palco en su vídeo de despedida no es casual. Se va un jugador excepcional, uno de los mejores -la duda está entre su amigo Puyol y él- de la historia del Barça, un animal competitivo, pura clase, talento, inteligencia y anticipación sobre el terreno de juego. 616 partidos, 30 títulos. Campeón del mundo y de Europa. Se fue llorando, como no podía ser de otra manera. El empresario, el showman, el polemista, la persona y el personaje, seguirá. Y bienvenido sea.
Tendremos que esperar a que explique exactamente qué le ha llevado a decir adiós un día de noviembre, sin esperar ni siquiera a que acabe la temporada. Alguien tan expansivo como él lo contará tarde o temprano y existe la sospecha de que ni Xavi, ni Laporta, quedarán bien parados. El primero le ha marginado después de exprimirle la pasada campaña bajo el paraguas de que había sido honesto con él en una charla en verano de la que Piqué jamás ha hablado y que se telegrafió desde el club y el entorno del técnico.
El presidente, mientras, le señaló en público en la última Asamblea de socios como uno de los causantes de los agobios económicos del club y el jueves, con el vídeo ya circulando, pretendió hacer pasar por normal y consensuado lo que no era ni una cosa, ni la otra, porque él se enteró dos minutos antes de que se publicara y ahora anda intentando convencer al jugador para una rueda de prensa conjunta e intentar quedar bien, su especialidad, pero los pitos del Camp Nou que tuvo que escuchar Piqué en la visita ante el Villarreal no se hubieran producido sin su colaboración especial, eso es evidente y en su debe queda.
Se ha ido porque le han echado, que no son conceptos incompatibles. “En una relación con tanto amor y tanta pasión, ha llegado el momento de dejarnos un espacio”, terminó.
Con información de AS USA Latino