“Pase adelante, sin compromiso, tenemos ropa con las tres B: bueno, bonito y barato”, es el grito de distintas voces que se escucha al entrar al Callejón de los Pobres, el popular sitio de compras en el centro de Maracaibo.
Aquí, tradicionalmente, los vendedores se esfuerzan a diario para conseguir clientes con su jocosidad y picardía pero este año, aseguran, “ha sido bastante duro”. Durante un recorrido hecho por Versión Final en el Casco Central, se pudo percibir el bajo flujo de personas comprando prendas de vestir, un escenario anómalo para diciembre.
En el Callejón pueden conseguirse jeans desde 5 a 25 dólares, blusas de $ 5 en adelante, conjuntos para niños entre $ 10 y 20 y zapatos hasta en $ 30. Sin embargo, pese a los accesibles precios de un eterno Black Friday, los comerciantes aseveran que este 2022 “ha sido el peor año de todos” y achacan las bajas ventas a la inestabilidad del dólar y al bajo poder adquisitivo del venezolano.
“En años anteriores todos los días eran sábado, de buena venta. Hoy cuesta mucho que un cliente pase al Callejón, si no sales a buscarlos no vienen. El Gobierno quiere que recibamos a tasa del Banco Central pero a nosotros nos reciben a paralelo y, si aumentamos la mercancía, nadie compra”, comenta la vendedora Rosalba Pirela.
Lamenta que para esta misma fecha en 2021, vendía un mínimo de 100 prendas a diario y hoy solo factura entre 30 y 40. “Cuando eso pasa uno se pone contento pero en realidad no es una venta factible” para un negocio que tiene un inventario de más de 800 piezas, dijo.
Los precios se mantienen pero la crisis se acentúa
Pirela afirma que los costos no presentan un aumento significativo a los de año pasado, cuando los jeans, por ejemplo, podrían encontrarse también en 15 dólares, “pero la crisis económica ha ido empeorando y la gente tiene prioridades, como la cena navideña o los jugueticos para sus hijos”.
Tanto ella como varios de sus colegas entrevistados por Versión Final, estiman que una familia marabina de cuatro personas necesita entre 350 y 400 dólares para comprar sus estrenos de Navidad y Fin de Año, una cantidad considerable si se compara con el salario mínimo que hoy está en 130 bolívares.
“Los adultos siempre prefieren vestir primero a los niños, que son los que guardan esa ilusión. Esperamos que todo mejore de aquí a que se acerque el 24 y el 31, la gente siempre termina haciendo un esfuerzo mayor por comprar su ropa, es una tradición”, argumenta Javier Muñoz, dueño de un local en el Centro.
La misma realidad se vive en los centros comerciales de la ciudad, donde los vendedores también deben hacer esfuerzos para captar clientela. En los sitios privados, el precio de las prendas aumenta un poco y, según cálculos de los encargados de algunos establecimientos,la cifra que requeriría una familia para sus estrenos sería de entre 500 a 550 dólares.
Al igual que en la economía informal, las ventas en estos lugares han estado “muy difíciles” este año.
“El problema es que el dólar sube todos los días y eso nos obliga a modificar los precios, sin embargo, tenemos jeans en 30 dólares, blusas y vestidos para niñas en $ 20, zapatos entre $ 30 y $ 40. Todo va a depender de la calidad y de cómo se quiera vestir la persona”, señala Miriam Ostos, trabajadora de una tienda.
Las prendas de vestir infantiles son las más buscadas pero, sea cual sea el total del gasto, a juicio de la marabina Yesenia Sánchez, la compra de conjuntos es totalmente inverosímil si sobrepasa los 200 dólares.
“Estoy recorriendo (el Centro) buscando dónde están los precios más accesibles. Hasta ahora, solo podría comprarle dos mudas a mi hijo y una para mí porque solo tengo 150 dólares para eso, lo demás es para la comida”, alega.
En la misma postura se encuentra Marcos Antúnez, padre de dos pequeños, a quien solo podrá ofrecerle “un estreno” a cada uno pues, explica, lo que gana es insuficiente.
“El pago de mis aguinaldos no alcanzó para cubrir todas las necesidades familiares. Hacemos todo lo que está a nuestro alcance pero es complicado. Este año no habrá estrenos ni para mi esposa ni para mí”, menciona.
Las bajas comercializaciones se traducen en preocupación y zozobra para los comerciantes. Muchos de ellos pidieron mercancía a crédito para trabajar esta época decembrina y sus metas no se han cumplido.
“Estamos endeudados y a la expectativa. Espero que en los próximos días mejoren las ventas porque igual tenemos que pagarla, la vendamos o no”, dice Jader Ortega, dueño de un tarantín en el Casco Central.
“Antes se vendían diario entre 300 y 400 dólares, ahora no se venden ni 60”, deplora.
Con información de Versión Final.