El Congreso brasileño aprobó definitivamente este miércoles, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, la enmienda para el incremento del gasto social planteado por el presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva.
El Senado, en dos votaciones y por amplia mayoría, ratificó los cambios de la enmienda que fueron aprobados también en dos sesiones por el plenario de la Cámara de Diputados la noche del martes y en la tarde de este mismo miércoles.
La enmienda que garantiza el cumplimiento de una promesa de campaña de Lula obtuvo en las dos sesiones de la Cámara de Diputados más de los 308 votos necesarios para su aprobación y en el Senado pasó con 63 votos a favor y once en contra en las dos votaciones.
La aprobación, que ahora será promulgada por el Congreso tras varias jornadas de intensas negociaciones entre aliados y opositores, es considerada como una importante victoria para Lula, que asumirá la Presidencia de Brasil el 1 de enero.
La votación en el Parlamento se realizó a pesar de que esta semana una decisión de la Corte Suprema ya facultaba al Ejecutivo para modificar el presupuesto para garantizar los subsidios a los más pobres sin depender de la aprobación de la enmienda.
El pasado 7 de diciembre, también en dos votaciones y por amplia mayoría, el plenario del Senado había dado el aval al texto inicial que aumenta el techo de gasto del presupuesto para financiar ese vasto programa de subsidios a los más pobres.
No obstante, en la Cámara baja el texto pasó entre el martes y este miércoles por algunas modificaciones, como la reducción de dos años -como pretendía el nuevo Gobierno- para uno de la vigencia de la medida y por eso la propuesta fue devuelta nuevamente al Senado.
El principal punto de la enmienda fue mantenido y garantiza el subsidio a los más pobres de 600 reales (unos 115 dólares) mensuales, a partir de enero, que fue una de las principales promesas de campaña tanto de Lula como del actual y derrotado presidente, Jair Bolsonaro.
Sin embargo, a pesar de su compromiso en la campaña para la reelección que no consiguió, Bolsonaro no incluyó en el presupuesto del próximo año las partidas para garantizar esos auxilios.
Para costear el plan, los congresistas apoyaron elevar el techo de gasto, cuyo aumento está limitado por ley a la inflación, en 145.000 millones de reales (unos 28.000 millones de dólares) para así abrir espacio en el presupuesto y garantizar los subsidios.
El plan aprobado en el Congreso es inferior en un 17 % (30.000 millones de reales o unos 5.770 millones de dólares) a lo que pretendía inicialmente como aumento del presupuesto el Partido de los Trabajadores (PT), de Lula.
El impacto fiscal de la medida ha despertado temores en el mercado financiero ante el riesgo de un deterioro aún mayor de las maltrechas cuentas públicas de Brasil.
Cerca de veinte millones de familias reciben actualmente ese subsidio, que de no haberse realizado el ajuste del presupuesto se iba a reducir en un 33 % a partir de enero.
Además de mantener ese valor, Lula quiere añadir un bono extra de 150 reales (unos 29 dólares) por cada hijo de hasta seis años.
Según datos oficiales divulgados a comienzos de mes, unos 62,5 millones de los 213 millones de brasileños viven en condiciones de pobreza, el mayor nivel en los últimos diez años.
Con información de Agencia EFE