En medio de la emergencia sanitaria que vive la etnia yanomami en la Amazonía brasileña, una imponente estatua homenajea en Boa Vista la minería artesanal, una de las actividades que es señalada como una de las causas de la crisis que viven los indígenas.
La estatua, de unos siete metros de altura y quince de largo, exalta a un minero buscando oro con una batea, en una de las principales plazas de Boa Vista, la capital del estado de Roraima, ciudad donde se ha instalado el hospital de campaña para atender a los yanomamis que son rescatados desnutridos.
La estatua es considerada un símbolo turístico de la región, pero para indígenas y ambientalistas representa la degradación del medioambiente y de las comunidades originarias.
Base de economía legal
El ‘garimpo’, como se conoce en Brasil a la minería artesanal, que normalmente se hace de forma ilegal, es la actividad que llevó el desarrollo económico a Roraima, donde se han impulsado las extracciones, principalmente de oro, desde comienzos del siglo XX.
En esa región, en la zona fronteriza con Venezuela, está asentado el territorio yanomami, la más grande reserva indígena de Brasil y donde viven unos 27.000 originarios en 10 millones de hectáreas.
Los ‘garimpeiros’ durante décadas han hostigado a los indígenas y han propagado en sus pueblos enfermedades como gripe, malaria, sarampión y la covid-19.
Los materiales tóxicos que utilizan en su actividad, entre ellos el mercurio, también contaminan las aguas de los ríos y reducen el volumen de la pesca de la que viven los indígenas.
De acuerdo con Marcio Santilli, uno de los fundadores de la organización no gubernamental Instituto Socio Ambiental (ISA), la primera gran invasión de mineros ilegales al territorio yanomami ocurrió en los años ochenta.
Para el experto, en Brasil existe una cultura que promueve la imagen de los colonizadores.
«Lo curioso, en el caso de Roraima, es que se rinde homenaje a un ícono de la ilegalidad», señaló a EFE.
Legado de Bolsonaro
El ‘garimpo’ -y cualquier actividad minera- está prohibido en reservas indígenas por la Constitución de 1988, pero antes era legal.
La minería informal se duplicó en la Amazonía brasileña en la última década y bajo el Gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2022) se intensificó especialmente en reservas indígenas y ambientales, según un estudio de la ONG Mpabiomas.
Esto porque el líder ultraderechista impulsó la explotación de los recursos naturales en la Amazonía y en reservas indígenas y flexibilizó los controles que frenaban las actividades ilícitas.
La tarea para el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva no será fácil, pero el exsindicalista ya empezó a tomar cartas en el asunto y está moviendo cielo y tierra para dar atención a la emergencia de los yanomamis.
Medidas contra minería ilegal
Este lunes, Lula ordenó que se tomen medidas para impedir el transporte aéreo y fluvial en el territorio yanomami, para intentar frenar la minería ilegal.
El Gobierno brasileño declaró el pasado 20 de enero «emergencia sanitaria» de «importancia nacional» en la reserva yanomami ante el «abandono» que sufrieron los indígenas en los últimos años, y anunció el envío de refuerzos médicos y alimentos a la región, así como la instalación de dos hospitales de campaña.
El Ministerio de los Pueblos Indígenas calcula que «al menos 570» niños yanomamis fallecieron en los últimos años «por contaminación de mercurio, desnutrición y hambre».
Tan solo en 2022 murieron 99 menores de entre 1 y 4 años de edad como consecuencia de malaria, desnutrición, neumonías o diarreas.
Fuente: EFE