La fiebre artesanal resucita el chocolate en Tailandia

En los últimos veinte años, la producción de cacao en Tailandia pasó de más de 1.000 a 97 toneladas anuales debido a la competencia en la región, entre otros motivos. Ahora, el país apuesta en plena «fiebre artesanal» por capacitar a los agricultores y elevar la calidad del chocolate local.

Si bien el cultivo de cacao sigue siendo una actividad secundaria y el chocolate es algo relativamente nuevo en Tailandia, la popularidad de ese producto va en ascenso y cada vez gana más espacio en los hábitos gastronómicos de los tailandeses.

En línea con la fiebre por los alimentos artesanales, la otrora producción a gran escala da paso a pequeños productores locales que apuestan por elevar la calidad del chocolate tailandés a través de la capacitación de los granjeros y el acompañamiento de cada etapa de su compleja fabricación para alcanzar «los más altos niveles».

«La producción en masa no se preocupa por la calidad de los granos ni el sabor o aroma. Es muy estándar, en cualquier parte del mundo obtienes lo mismo. Pero para nosotros, que hacemos chocolate artesanal, es una producción muy pequeña pues nos preocupamos por los granos, el aroma, el sabor y todas las etapas del proceso», cuenta en una entrevista con EFE Nuttaya Junhasavasdikul, fundadora de la chocolatería Kad Kokoa.

INNOVACIÓN Y PRODUCCIÓN LOCAL

Así, a mediados de noviembre pasado Kad Kokoa decidió unirse a expertos de la Facultad de Agricultura de la renombrada Universidad de Chulalongkorn para crear el Centro de Innovación de Investigación y Desarrollo de Cacao Tailandés Sostenible (ISTC, por sus siglas en inglés), cuya misión es revivir la reputación del chocolate del país.

«El Centro busca brindar a los agricultores de todo el país el conocimiento adecuado para hacer la fermentación correctamente y así elevar los estándares del cacao tailandés», explica Nuttaya, quien agrega que la entidad prevé ofrecer diversas actividades como talleres, reuniones periódicas y otros recursos para los productores.

La creación del Instituto acompaña la creciente demanda por el chocolate entre los tailandeses, así como el anhelo de revertir la visión de que el producto aún es un «artículo de lujo», ya que la mayoría de los productos que llegan son importados desde Europa o Japón.

«El chocolate en general aún puede ser bastante caro, para el tailandés es considerado un lujo. Entonces queremos mostrar que sí podemos hacer chocolate de calidad en Tailandia, que podemos producir lujo de forma local», matiza.

CAMBIOS DE TENDENCIA

Poco a poco, el consumo del chocolate en su forma más pura -con sabores y aromas que combinan matices afrutados con el característico amargor del cacao- van conquistando a más y más tailandeses, que habitualmente suelen consumir este manjar en bebidas o golosinas.

«Los tailandeses aún no están tan acostumbrados al chocolate porque para ellos es más una bebida o un refrigerio, que contienen chocolate pero no lo son realmente», dice a EFE el director de operaciones de Kad Kokoa, Leo Sebag.

Según los datos de la plataforma Statista, estaba previsto que el país consumiera más de 42 millones de kilos de cacao en 2022, cifra que deberá escalar hasta los casi 50 millones a finales de 2025. Sin embargo, la mayor parte de ese volumen aún está destinada bebidas y otros productos derivados, una realidad que los chocolateros locales «apuestan por cambiar».

«Es un hecho que las personas cada vez más quieren saber qué están consumiendo, conocer el origen y los pasos detrás de la producción. Asimismo buscan una alta calidad y ya no quieren productos producidos en masa», asegura Nuttaya.

Gracias en gran medida al turismo masivo y la influencia de los visitantes occidentales, los lugareños se decantan cada vez más por la «delicatessen» en su forma original y artesanal, lo que supone un divisor de aguas en los patrones de consumo del país.

Las cifras confirman el cambio de paradigma: hace cuatro años, cuando apenas empezaba sus operaciones, Kad Kokoa -la pionera en la producción de chocolate cultivado exclusivamente en territorio tailandés- solía comprar mensualmente entre 100 y 200 kilos de cacao provenientes de cuatro hacendados distribuidos por el país.

En 2022, este número más que se cuadriplicó y actualmente la chocolatería adquiere cerca de una tonelada de grano cada mes.

Asimismo, según Statista, se prevé que el mercado del cacao crezca en volumen un 8,9 % en 2023, mientras que los ingresos del cultivo deberán ascender desde los 630 millones de dólares generados este año hasta los 820 millones de dólares en 2025.

«En definitiva estamos en el comienzo de una nueva tendencia, de una nueva forma de consumir chocolate en todo el mundo y confiamos que dentro de cinco a diez años Tailandia estará consumiendo chocolate de la misma forma como hacemos en Europa», remata Sebag.

Con información de EFE

 

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