Ahmet Ceylanguden creía que encontraría a su cuñado en la unidad de terapia intensiva de un hospital o entre los cadáveres. Desafortunadamente, resultó ser lo último.
Once días después de que Turquía sufriera dos terremotos el 6 de febrero, Ceylanguden recibió una llamada telefónica de la oficina del fiscal. Habían identificado el cuerpo de Yilmaz por sus huellas dactilares.
El cadáver fue encontrado bajo los escombros del edificio en el que vivía, en la provincia de Hatay, en el sureste de Turquía.
Ceylanguden había mantenido una vigilia frente al bloque de apartamentos destruido hasta que los escombros fueron removidos por completo. Pero muchos de los cuerpos extraídos en el proceso de recuperación estaban irreconocibles. Casi había perdido la esperanza de saber cuál había sido el destino de Yilmaz.
«También nos enviaron fotos de su cuerpo y un reloj y un encendedor», cuenta a DW. «Los artículos pertenecían a mi cuñado. No pudimos ver las fotos de su cadáver».
La víctima del terremoto está actualmente enterrada en una fosa común en el distrito Narlica, en Hatay, junto con miles de personas no identificadas. «En los próximos días, lo trasladaremos a nuestro cementerio familiar», señala Ceylanguden y comienza a llorar.
La esposa de Yilmaz, Gulcan, fue rescatada con vida del edificio derrumbado en el que murieron casi 60 personas. En el hospital, los médicos luego le amputaron ambos brazos y una de sus piernas porque tenían gangrena.
Según cifras publicadas por el Ministerio del Interior de Turquía el jueves, el número actual de muertos asciende a 43.556 y decenas de miles quedaron sin hogar o fueron desplazados. Pero un informe de la Confederación Turca de Empresas y Negocios calculó que es probable que el número de fallecidos supere los 72.000.
Por ahora, muchos siguen desaparecidos y el número exacto es incierto. Las autoridades turcas dijeron a DW que no podían proporcionar un estimado de cuántas víctimas del terremoto no se contabilizaban.
Hatay está inquietantemente tranquila. Hasta el 20 de febrero, un poco más de 21.000 personas habían perdido la vida en la provincia y casi 2.000 de ellas no han sido identificadas, dijo la fiscalía de Hatay a DW.
Se derrumbaron más edificios en Hatay que en cualquiera de las 11 provincias afectadas por el terremoto, según una evaluación del Ministerio de Medio Ambiente, Urbanización y Cambio Climático de Turquía.
Después de registrar las huellas dactilares de las víctimas y tomar sus muestras de ADN, los cuerpos no identificados están siendo enterrados en las siguientes 24 horas, según la Autoridad para el Manejo de Desastres y Emergencias (AFAD).
Tugba Akyuz es una de las que sigue buscando. Espera encontrar a su hermano de 24 años, Mustafa Batuhan Gulec, que vivía solo en un edificio de apartamentos en el distrito Iskenderun, en Hatay. Akyuz logró llegar al lugar 20 minutos después del sismo.
«Vimos el edificio derrumbado”, cuenta a DW. «Mi hermano vivía en el quinto piso. Su automóvil estaba allí. Se recibió una señal telefónica desde el apartamento. Las cámaras de vigilancia de seguridad no mostraron ninguna grabación después del terremoto».
Akyuz dijo que su familia asumió que Gulec estaba atrapado bajo los escombros. Pero cuando los escombros fueron removidos por completo ocho días después del terremoto, no fue encontrado ni vivo ni muerto.
Su padre le dio a las autoridades muestras de ADN para la identificación, precisó Akyuz. Mientras tanto, la familia continúa publicando en redes sociales y llamando a las autoridades y hospitales todos los días. Aún no han perdido la esperanza.
Con información de DW – US LATM