De engorroso y tardado a fácil y rápido. En solo un año de trabajo, el sistema de solicitud y gestión de trámites urbanos del Centro de Procesamiento Urbano (CPU) cambió, dándole paso a la modernidad y a la tecnología. Todo esto de la mano de la intendente Betty Inés Ramos, una arquitecta y docente de 40 años con 11 años de experiencia en la administración pública en diferentes niveles de gobierno.
“Cuando llegamos al CPU, no había nada. Nos encontramos sin ningún tipo de data. Expedientes desaparecidos o engavetados a la espera de sobornos. Y dijimos: ¡Esto tiene que cambiar! Hicimos el trabajo. Le dimos paso a la tecnología para dos cosas: primero poder atender rápidamente a los ciudadanos solicitantes y en segundo lugar, poder medir y estandarizar nuestro tiempo de respuesta y definir el personal que necesitamos de acuerdo a las solicitudes de la colectividad”, explicó Ramos.
Para todo el equipo del CPU, conformado en un 60% por mujeres, fue un gran reto poder pasarse a la era digital. “En CPU atendemos 66 trámites en tres direcciones neurálgicas para la ciudad y logramos automatizar 22 de ellos, los más solicitados, que ahora se hacen totalmente en línea través de la página maracaibo.gob.ve. Antes teníamos un tiempo de respuesta de 10 días, ahora los trámites se resuelven entre 48 a 72 horas, lo que representa un avance, no solo para nuestro trabajo, sino para la ciudad”, detalló Ramos.
Ella, la hija de un veterinario y una médico hematólogo, asegura que la planificación en la mujer es algo natural. “La mujeres nos enfrentamos a diferentes roles desde temprana edad y eso nos ayuda a planificarnos. Si lo podemos hacer en nuestra vida, podemos hacerlo en la gestión pública, en donde la planificación debe ser global e integrar todas las partes de un proceso, empezando por el diagnóstico. La planificación es la esencia de toda gestión pública exitosa y esa es una de las premisas de la gestión del alcalde Rafael Ramírez Colina”, destacó la tercera de cuatro hermanas, todas profesionales.
Ramos no siguió la rama de conocimiento de sus padres, pero sí su vocación de servicio, puesto que mientras la medicina salva vidas, a través de “la arquitectura se materializan los sueños de las personas”.
“Mis padres me enseñaron con el ejemplo y me ayudaron a descubrir la vocación de servicio que ejerzo hoy como servidora pública y como docente, que es la forma en la que puedo sembrar todo lo que sé y soy. Llevo un balance entre la ciudad y la academia porque cada área me brinda algo diferente. La ciudad me mantiene actualizada y conectada con las realidades de la gente, la academia me ayuda a sembrar mis conocimientos en las nuevas generaciones y formar estudiantes integrales”, comentó.
Maracaibo es su lienzo, “una ciudad que ofrece un universo de oportunidades para la mujer y para todo el que quiera construir algo significativo que sea recordado, que le facilite la vida a los ciudadanos para que se enfoquen en alcanzar sus sueños y con todo eso se contribuya al desarrollo de una ciudad”, concluyó.
Nota de prensa / DCN