Los ministros de Exteriores de los países de la Liga Árabe readmitieron este domingo a Siria como miembro de pleno derecho de la organización, doce años después de ser suspendida por la represión de las protestas que amenazaron con derrocar el gobierno de Bachar al Asad.
«Se reanuda la participación de las delegaciones del Gobierno de la República Árabe Siria a las reuniones de la Liga Árabe y en todos sus organismos a partir del 7 de mayo», indicó la resolución final emitida por el organismo panárabe tras una reunión de emergencia de los ministros de Exteriores en El Cairo.
Esta decisión implica «el levantamiento de la suspensión de la membresía de Siria», indicó a EFE uno de los portavoces de la Liga Árabe, Gamal Roshdy, que afirmó que el Gobierno sirio es ahora «un miembro como el resto de los países» de la organización y «tiene el derecho a participar en todas las actividades y actos».
El regreso de Siria al organismo, sin embargo, está sujeto al cumplimiento de una hoja de ruta con el objetivo de solucionar «la crisis» desatada tras las protestas contra Al Asad y la consiguiente guerra que azota al país desde 2011, de acuerdo con la resolución final.
El documento estipula la «toma de medidas prácticas y efectivas para avanzar gradualmente a la solución de la crisis», un proceso que se desarrollará «paso a paso», y que Damasco permita la entrega de ayuda humanitaria «a todos los necesitados en Siria», es decir, también en las zonas que no están bajo el control del Gobierno.
Asimismo, establece la formación de un comité de contacto ministerial integrado por Jordania, Arabia Saudí, Irak, Líbano y Egipto para dar seguimiento a la denominada «Declaración de Amán» del pasado 1 de mayo, que abarca una serie de condiciones para que Siria regrese a la arena regional.
Incluye, entre otros puntos, el regreso voluntario de los refugiados, la salida de fuerzas extranjeras «ilegales» en Siria, la lucha contra el narcotráfico o la reanudación del trabajo del Comité Constitucional para redactar una nueva Carta Magna en Siria, una tarea que la ONU lleva años intentando que se realice.
La membresía de Siria en la entidad panárabe quedó suspendida a raíz de la brutal represión con la que el Gobierno de Al Asad respondió a las revueltas populares desencadenadas en 2011 y que posteriormente dieron lugar a un conflicto armado.
Esa misma razón llevó a muchos países regionales a cortar o enfriar sus relaciones con Damasco, pero varios de ellos han protagonizado un aparente acercamiento desde los terremotos que golpearon Siria el pasado febrero.
La reconciliación de los países árabes con Siria, impulsada principalmente por Arabia Saudí, se puso aún más sobre la mesa después de que este país e Irán -estrecho aliado de Al Asad- normalizaran relaciones a principios de marzo.
Con información de EFE