Alemania necesita hidrógeno y busca proveedores en todo el mundo

Abandonar el petróleo, el gas y el carbón, aumentar la eficiencia energética y las energías renovables: así es como Alemania quiere alcanzar la neutralidad de gases de efecto invernadero en 2045. El hidrógeno desempeñará un papel fundamental. Este gas extremadamente volátil se produce dividiendo el agua en hidrógeno y oxígeno mediante electrólisis. Si para ello se utiliza electricidad verde, el hidrógeno es neutro para el clima. En la actualidad, el hidrógeno en Alemania se sigue produciendo mayoritariamente a partir de combustibles fósiles como el gas natural.

El hidrógeno desempeñará un papel iimportante en todos los sectores en los que, de otro modo, la descarbonización sería difícil o imposible. Los expertos calculan que en ninguna otra industria podría ahorrarse tanto CO2 gracias al hidrógeno como en la siderurgia. También se utilizará en otros sectores que consumen mucha energía, como las industrias química y cementera, o en el transporte pesado de mercancías, aéreo y marítimo.

Las cantidades necesarias no pueden producirse en Alemania bajo ningún concepto. «Habrá que importar al menos entre el 50 y el 70 por ciento», afirma Jochen Flasbarth, secretario de Estado del ministerio federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ). Muchos países entran en cuestión como importadores. «A diferencia del mundo fósil, la economía del hidrógeno tiene un abanico muy amplio de países proveedores potenciales. Se trata de todo el cinturón soleado del mundo, regiones con gran potencial hidroeléctrico, fotovoltaico de otro tipo y eólico.

Proyectos en África y América Latina

La cooperación alemana al desarrollo apoya ya el desarrollo de una economía del hidrógeno en Marruecos, Brasil, Túnez, Argelia, Namibia y Sudáfrica. Hay empresas alemanas y europeas que colaboran con empresas locales.

«Hemos orientado nuestra política hacia esta economía mundial del hidrógeno», afirma Flasbarth. Hay 270 millones de euros disponibles para impulsar las inversiones en los países socios. «Esperamos poder desencadenar con esto algo más de 1.300 millones de euros en inversiones, lo que significa que se trata de una forma realmente moderna de entender la política de desarrollo, utilizando el dinero estatal de tal forma que canalicemos fondos privados hacia tecnologías transformadoras».

Atención a los derechos humanos y las normas medioambientales

Por tanto, la estrategia nacional del hidrógeno no solo tiene importancia nacional para Alemania. «En mi opinión, la economía del hidrógeno será la columna vertebral de la economía mundial en este siglo y tiene el potencial de conducir a una economía mundial inclusiva más equitativa de lo que ha sido nunca el mundo fósil, con sus pocos proveedores y sus fuertes estructuras de dependencia.»

Pero para ello deben cumplirse unas normas. «Se trata de derechos laborales, derechos humanos y normas medioambientales», subraya el secretario de Estado alemán. Y de sostenibilidad. Los países que siguen dependiendo del carbón como fuente de energía no deben ser considerados como socios comerciales, al igual que países que sufren escasez de energía. «No tiene ningún sentido en términos de política de desarrollo y ética que importemos hidrógeno de países donde hay mucha gente que no tiene acceso a energía, a electricidad», afirma. «Solo por dar una cifra, 600 millones de personas en el África subsahariana ahora mismo no tienen acceso a la electricidad».

Con información de DW – US LATM

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