El último trimestre del año en Venezuela pinta bien, al menos desde el punto de vista de los precios del crudo, ya que según los últimos datos, el crudo venezolano está volviendo a subir.
De acuerdo con la revista Forbes, el 17 de noviembre, el crudo Merey de Venezuela se vendía a 65 dólares por barril en los envíos con destino al Mediterráneo, y a 64 dólares en los de Asia.
Se trata de un descuento de 16-17 dólares en la fecha, respecto al crudo de referencia Brent. Antes de las licencias generales, el descuento rondaba los 35 dólares, cifra que se basa en los datos en tiempo real de Venergy Group, una empresa comercial local.
Lo que significa que el descuento se ha reducido de alrededor del 30% al 13%; y aunque los precios mundiales del petróleo han bajado en el último mes, el crudo Merey se vende aproximadamente un 30% más caro que antes.
Aunque el sitio web Economía Hoy sostiene que el precio del crudo venezolano (mezcla Merey, la referencia venezolana dentro de la cesta Opep) promedió $72,54 por barril en octubre de 2023.
¿Cómo ha sido posible esta gran alza? Todo ha sido gracias a que la administración Biden introdujo el 18 de octubre importantes medidas de excepción a las amplias sanciones económicas que pesan sobre Venezuela.
A su vez, Forbes revela que muchos operadores se están apresurando a comprar crudo venezolano, ya que el descuento se ha ido reduciendo.
«Antes de las sanciones, el descuento habitual era de 7 dólares respecto al Brent», afirma Reinaldo Quintero, presidente de Argos Energy Services y de la asociación empresarial PETROPYMI.
«Hay mucho movimiento aquí en Caracas. Los hoteles están llenos de comerciantes que han venido en avión, de Europa, de India, de Norteamérica», añade Quintero.
La incertidumbre sobre el posible endurecimiento de las sanciones a Irán, dada la reanudación del conflicto en el Medio Oriente, podría estar haciendo que el crudo venezolano resulte más atractivo.
Además, el crudo ruso ya no es tan barato: casi ningún petróleo ruso se vende por debajo del tope de 60 dólares por barril, según el Financial Times. De hecho, la mezcla de los Urales cotizó a una media de algo más de 80 dólares en octubre.
Asimismo, para darle más fuerza a la flexibilización de las sanciones por parte de EE. UU., el pasado 16 de noviembre, la OFAC también anunció licencias adicionales que complementan las anunciadas el 18 de octubre.
La licencia 8M «da permiso explícito para operar a las empresas que apoyan las actividades de Chevron», dice Quintero. Se trata de Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford International.
No obstante, los críticos a la política de Biden han señalado la falta de progresos desde los anuncios realizados el 18 de octubre.
Diversas fuentes del Capitolio sostienen que el presidente Nicolás Maduro debe mostrar más «buena voluntad» hacia Estados Unidos antes del 30 de noviembre.
Por ejemplo, aún no está claro qué ocurrirá con los ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela o con los candidatos de la oposición a los que no se permite presentarse a un cargo público.
Sin embargo, ya se han producido situaciones similares en el pasado. Las negociaciones entre Washington DC y Caracas se llevan a cabo actualmente en secreto, y suelen ir acompañadas de un discurso duro por ambas partes. El anuncio del 18 de octubre tomó por sorpresa a muchos expertos.
El sector financiero venezolano se prepara para algún tipo de reapertura. El 23 de octubre, se produjo la primera emisión de deuda en la bolsa de Caracas por parte de una empresa petrolera. Troil Services, que trabaja con Chevron en la Faja Petrolífera del Orinoco, emitió títulos de deuda por valor de 62.500 USD.
Kairos Valores Casa de Bolsa dijo que esto formaba parte de un programa más amplio para emitir 600.000 dólares, con vencimiento a un año.
«En el pasado hubo algunas empresas nacionales de energía en el mercado de valores, como Suelo Petrol, pero eso no ha ocurrido en los últimos 20 años», dice Eleazar Jiménez, ejecutivo de la casa de valores.
Si se amplían las licencias actuales y además se eliminan otras restricciones, es de esperar que el descuento se reduzca aún más. Esto representa una ganancia inmediata para PDVSA, incluso antes de que pueda aumentar la producción.
Cabe señalar que la empresa, junto con el Estado venezolano, tiene prohibida de hecho la emisión de nueva deuda por parte de EE. UU., lo que significa que sólo pueden utilizar sus propios ingresos para realizar inversiones.
Para Elias Ferrer de Forbes, el siguiente movimiento debería estar relacionado con la flexibilización de las restricciones sobre la deuda. Explica que este paso será clave para que Venezuela salga de la crisis y se recupere de forma sostenible.
Concluye añadiendo que ya el pasado 18 de octubre, la administración Biden levantó la prohibición a los ciudadanos estadounidenses de comprar bonos del gobierno venezolano y de PDVSA y que quien se siente en el palacio presidencial de Miraflores tendrá que negociar con los acreedores existentes y acceder a prestamistas multilaterales y otros inversores.
Con información de Banca y Negocios