Al menos 2.700 personas privadas de libertad sobreviven en el Centro Penitenciario de Occidente (CPO), mejor conocido como la cárcel de Santa Ana, en Táchira, quienes, además del hambre y la desidia, son presuntamente sometidos a crueles torturas, tanto en el área 1 como en el área 2, informó este lunes 29 de abril el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
Indicó que la poca cantidad de alimentos (algunos en mal estado), la nula asistencia médica, los cobros que supuestamente son realizados por funcionarios del mismo recinto penitenciario para permitir visitas conyugales y pases de alimentos, además de los problemas con servicios básicos como la falta de luz y agua, son solo algunos de los padecimientos por los que atraviesan los presos del CPO.
Familiares de los privados de libertad de la cárcel de Santa Ana, en conversaciones con el equipo del OVP, relataron cómo exigir sus derechos puede ser una cruenta sentencia para el recluso. Es por ello que sus identidades serán resguardadas por temor a represalias, reseña la oenegé en su página web.
Estas personas, relata la organización, aseguraron que los presos del CPO 1 y 2 son sometidos a severos castigos y, aunque ya esta situación fue denunciada hace algún tiempo y ha sido negada, aseguran que existen cuartos que usan para torturar a los presos, los cuales son conocidos como “tigritos”.
Una de estas habitaciones, que anteriormente era utilizada para la revisión de personas antes de su ingreso al penal, ahora es utilizada para encerrar a los presos en forma de castigo. Este espacio mide aproximadamente 2 metros de ancho por 3 de largo, no tiene ventanas para su correcta ventilación, solo una puerta de entrada y salida, tampoco hay luz y es totalmente oscuro, al punto de que los reclusos ni siquiera pueden verse las manos.
Según el OVP, también hay una habitación que se encuentra fuera de los módulos, cuya temperatura es sumamente fría. Una vez que los reclusos son llevados a este sitio, son despojados de su vestimenta hasta quedar completamente desnudos, no reciben cobijas y ni siquiera una colchoneta para descansar durante la noche.
Otro “tigrito” se encuentra ubicado en el área de máxima seguridad del CPO, en donde los presos son aislados con frecuencia en espacios similares a los anteriormente descritos, pero hacinados junto al menos 30 personas más.
Fuente: La Verdad