El Papa Francisco denuncia el crecimiento económico de los «países privilegiados» en un contexto en el que la mitad del planeta enfrenta el flagelo del hambre y la guerra.

Este 8 de diciembre, durante la ceremonia de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco expresó su preocupación por el aumento del poder económico en los «países privilegiados», en un contexto donde muchas personas en el mundo enfrentan el hambre y la guerra. En su discurso, cuestionó la utilidad del dinero y la estabilidad material si los corazones permanecen fríos e indiferentes ante el sufrimiento ajeno.

El Santo Padre cómo los cardenales presentes debían ser «portadores de una sola sabiduría con muchos rostros». Lamentó el respeto faltante hacia los padres, la renuencia a tener hijos y la percepción de los demás como objetos o cargas. Asimismo, destacó que la pretensión de ser como Dios afecta negativamente a la humanidad, ya que no genera amor ni felicidad.

Francisco también habló sobre la figura de María, subrayando que es una «sierva» en el sentido de una persona valorada y confiada, y no como alguien sometido. Recordó que la salvación no existe sin la mujer y que la Iglesia tiene un carácter femenino. Enfatizó la vida de María como una «entrega continua» y pidió que su amor nos inspire a formar comunidades donde los lazos familiares y el compromiso mutuo sean fundamentales.

Más tarde, el Papa tiene previsto acudir a la Plaza de España en Roma para rendir homenaje a la Virgen Inmaculada, siguiendo la tradición establecida.

DCN/Agencias

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