La plata, como cualquier metal, sufre un proceso natural de oxidación. Esta reacción química ocurre debido a la interacción entre la plata y elementos como el oxígeno, la sudoración del cuerpo y varios compuestos presentes en el ambiente.
Para prevenir la formación de sulfato y conservar las joyas en buen estado, se recomienda limpiarlas con un paño suave. Es ideal utilizar un limpiador específico para joyería; tras la limpieza, se debe enjuagar con agua tibia y secar bien con un paño para lograr un buen pulido.
Si no se dispone de un limpiador especializado, hay alternativas más económicas que se pueden preparar en casa. Una opción es mezclar bicarbonato de sodio con agua para formar una pasta; esta mezcla se puede aplicar con un cepillo. Otra técnica consiste en combinar bicarbonato con vinagre: se debe sumergir la plata en una mezcla hecha con dos cucharadas de bicarbonato y vinagre, dejándola reposar por tres horas. Después de esto, hay que secar y guardar la pieza en un lugar seco.
También se puede utilizar una mezcla de limón y sal. Para ello, se exprime un limón y se le añaden cuatro cucharadas de sal; se deja reposar por cinco minutos y luego se seca. En la cocina, otra opción es utilizar salsa de tomate mezclada con vinagre y azúcar, aplicándola durante no más de cinco minutos.
Es fundamental recordar que la plata reacciona con una gran variedad de sustancias, incluyendo perfumes, cremas, maquillaje y sprays para el cabello. Por ello, se aconseja usar las joyas después de alistarse y limpiarlas después de cada uso. Se debe evitar el uso de pasta de dientes para limpiar la plata, a menos que sea la pasta convencional, ya que las nuevas fórmulas pueden ser demasiado abrasivas y dañar el metal.
Finalmente, es recomendable guardar las joyas en bolsas con cierre hermético, manteniéndolas en un lugar seco y alejado de la luz solar.
DCN/Agencias