La cáscara de huevo se ha revelado como un recurso valioso, pues posee nutrientes que la hacen versátil en diversos usos. Este residuo, que a menudo se descarta, es una fuente rica en calcio, además de contener magnesio, fósforo, selenio y zinc. Su membrana interna destaca por su alto contenido en colágeno.
En el ámbito de la salud, especialistas sugieren la incorporación de la cáscara de huevo en la dieta. Sus nutrientes contribuyen al fortalecimiento de dientes y huesos, facilitan la salud de las articulaciones al mejorar el cartílago, refuerzan el sistema inmunológico y aportan colágeno beneficioso para la piel y el cabello.
Para consumirla, es recomendable lavar bien la cáscara y dejarla secar. Luego, puede triturarse en una licuadora hasta conseguir un polvo fino. Este polvo puede ser añadido a bebidas o a los alimentos de forma ocasional.
Además de su uso alimenticio, las cáscaras de huevo también destacan como un abono natural y económico para plantas. El calcio que contienen potencia el sistema radicular, contribuyendo a un crecimiento más robusto de las mismas.
Para crear el abono, lave las cáscaras y déjelas secar al sol. Posteriormente, tritúrelas y mezcle con café molido y arroz crudo. Para 20 cáscaras de huevo, se recomienda añadir una cucharada de arroz y dos de café. Después de obtener el polvo resultante, se deja macerar en agua durante uno o dos días.
Al aplicar este abono a sus plantas, podrá notar mejoras visibles, como un mayor tamaño en los frutos y un color más verde en las hojas. Sin embargo, es crucial no excederse en la cantidad o frecuencia de aplicación, dado que un exceso de calcio puede interferir con la absorción de otros nutrientes.
Vía Diario 2001
DCN/Agencias