Durante más de dos décadas, Wilexis Alexander Acevedo Monasterios llevó a cabo actividades delictivas sin enfrentar las consecuencias legales, lo que lo catapultó a ser uno de los 10 criminales más buscados en el país. A su alrededor se acumulaban acusaciones por decenas de homicidios, y las autoridades no lograban determinar con precisión la cantidad de víctimas a mano de Wilexis o sus órdenes.
En tiempos recientes, su organización criminal, que llegó a contar con aproximadamente 200 miembros, se debilitó significativamente, ya que muchos de sus cómplices fallecieron en enfrentamientos con la policía, mientras que otros fueron eliminados por él mismo. Por miedo a ser traicionado, Wilexis tomó medidas drásticas y se dice que incluso mató a su propio hijo en febrero de 2024, cuando este supuestamente informó a la policía sobre su paradero.
Wilexis se encontraba aislado cuando las fuerzas de seguridad lo localizaron en una vivienda en el sector Filas del Sauce, en Petare. En ese momento, solo estaba acompañado por dos mujeres jóvenes, supuestas parejas, lo que marcaría el fin de su reinado delictivo en el barrio José Félix Ribas, donde había ejercido un control férreo.
Su carrera delictiva comenzó en 2003, con delitos de robo y extorsión, para más tarde formar una banda dedicada al secuestro y sicariato. A medida que su notoriedad creció, tuvo que luchar por el control del territorio contra otras organizaciones criminales en su zona. A pesar de varios operativos en su contra, su banda logró mantenerse activa y expandirse en los años siguientes.
Wilexis instauró un "Estado paralelo" en José Félix Ribas, donde imponía medidas de control social que mantenían a la comunidad en constante temor, cobrando "vacunas" a comerciantes y transportistas, y estableciendo toques de queda. Sin embargo, también intentó ganarse la simpatía del vecindario al realizar actos de beneficencia.
En noviembre de 2020, fue herido en un operativo de las Fuerzas de Acciones Especiales, aunque logró escapar. Posteriormente, se supo que se movía entre localidades como los Valles del Tuy y Los Teques, utilizando una cédula falsa.
El final de su carrera delictiva se concretó el 22 de enero, alrededor de las 7:30 de la mañana, cuando falleció en el Centro Diagnóstico Integral de La Dolorita, tras un enfrentamiento con fuerzas del Cicpc y la Brigada de Acciones Especiales. Las dos mujeres que lo acompañaban fueron detenidas, mientras las autoridades continúan la búsqueda de los remanentes de su banda.
DCN/Agencias