El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, urgió este martes a las autoridades de Estados Unidos a considerar «exenciones adicionales» ante la reciente suspensión de ayudas, advirtiendo que esta decisión podría poner en peligro la vida de más de 30 millones de personas con VIH a nivel mundial.
En un mensaje publicado en su cuenta de X, indicó que la congelación de fondos representa un «riesgo inmediato mayor de enfermedad y muerte» para quienes viven con el virus. La OMS expresó su «profunda preocupación» especialmente por los países de ingresos bajos y medios, donde la falta de financiamiento impactaría de manera más severa. «Estos programas proporcionan acceso a tratamientos vitales que salvan vidas», afirmó Tedros.
La detención de estos fondos también podría «socavar los esfuerzos» para prevenir la transmisión del VIH en distintas comunidades y países. El director de la OMS señaló que, si esta situación persiste, podría incrementarse el número de infecciones y muertes, retrocediendo los avances logrados en las últimas décadas y potencialmente llevando a la situación a niveles de los años 80 y 90, cuando miles de personas morían anualmente por VIH, muchas de ellas en Estados Unidos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había ordenado la paralización de todas las subvenciones y programas de asistencia financiera con el fin de acatar su agenda de reducción del gasto. Sin embargo, un juez bloqueó la medida pocas horas después de su anuncio.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, reveló en su primera rueda de prensa que había 37 millones de dólares destinados a la OMS que estaban a punto de ser transferidos. Según ella, Trump busca desvincular a Estados Unidos de la organización.
El Departamento de Estado de EE.UU. anunció el viernes la congelación de fondos de ayuda exterior por 90 días, excepto en el caso de Israel y Egipto, lo que llevó al secretario general de la ONU, António Guterres, a solicitar también «exenciones adicionales».
Esta situación resalta la complejidad del financiamiento para la salud global en el contexto de cambios políticos en Estados Unidos.
DCN/Agencias