Un sorprendente avistamiento de delfines ocurrió en la Bahía de Carmel, en la costa central de California, donde un grupo de más de 1.500 delfines de Risso fue grabado saltando y jugando en el agua. Esta peculiar «supermanada» fue capturada en video por el capitán Evan Brodsky, de Monterey Bay Whale Watch, quien utilizó un dron para documentar el fenómeno el pasado viernes.
Brodsky explicó que el grupo de delfines se extendía hasta donde alcanzaba la vista, algo poco común para esta especie, que generalmente se mueve en grupos de entre 10 y 30 individuos, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA). Desde un bote inflable de 6 metros, Brodsky y su equipo, que estaba en búsqueda de ballenas grises, quedaron impresionados al ver a los delfines saltando en el aire.
Los delfines de Risso son conocidos por su cuerpo robusto y cabeza bulbosa, alcanzando un peso de hasta 500 kilogramos y una longitud de aproximadamente 3,9 metros. La bióloga marina Colleen Talty, que formaba parte del equipo y que seguía la migración anual de las ballenas grises, describió el espectáculo como «asombroso». Detalló cómo algunos delfines nadaban delante del barco, aprovechando las olas para impulsarse, una técnica llamada «montar a proa».
Talty también mencionó que el grupo compuesto por delfines adultos y juveniles probablemente resultó de la unión de varias manadas que nadaban en dirección sur. Aunque han sido testigos de agrupaciones grandes en el pasado, un encuentro como este no es habitual. La costa de Monterey es un lugar propicio para observar delfines, ya que sus profundidades permiten que los delfines se acerquen más a la costa.
Al principio, el equipo subestimó el tamaño del grupo, pensando que eran solo unos cientos, pero tras el vuelo del dron, Brodsky quedó asombrado al ver la magnitud de la manada. Talty recordó un momento especial en el que pudo mirar hacia abajo y ver a varios delfines nadando cerca de ella. A medida que los delfines interactuaban con el bote, el equipo optó por avanzar lentamente para no interrumpir su actividad.
“Uno no quiere hacer maniobras bruscas y herir a un animal”, concluyó Brodsky. “Así que nos limitamos a navegar con ellos. Fue una experiencia increíble”.
DCN/Agencias